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Manuel Hernández Villeta

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Jenni Rivera performs at the 9th annual Latin Grammy Awards on Thursday, Nov. 13, 2008 in Houston. Matt Sayles / AP  Julieta Venegas, right, performs at the 9th annual Latin Grammy Awards on Thursday, Nov. 13, 2008 in Houston. Matt Sayles / AP Juanes is presented with the award for best male pop vocal album for ÒLa Vida... Es Un RaticoÓ at the 9th annual Latin Grammy Awards Thursday, Nov. 13, 2008 in Houston. Matt Sayles / AP Vikki Carr, left, Olga Tanon, center, Jenni Rivera perform at the 9th annual Latin Grammy Awards on Thursday, Nov. 13, 2008 in Houston. Matt Sayles / AP Cafe Tacuba accepts the best alternative song award at the 9th annual Latin Grammy Awards on Thursday, Nov. 13, 2008 in Houston. Matt Sayles / AP Jose Feliciano arrives at the 9th annual Latin Grammy Awards on Thursday, Nov. 13, 2008 in Houston. LM Otero / AP

Fiesta de los Grammy Latinos

Juanes logró  cuatro Grammy Latino, incluidos los de álbum del año y canción del año, llegando así a un total de 16 gramófonos dorados en su carrera, la mayor cantidad que haya cosechado hasta ahora un artista latino desde que se entregan los premios, hace nueve años.

Su disco La vida ... es un ratico consiguió también el galardón al álbum pop vocal masculino y la canción Me enamora se impuso en la categoría mejor video musical versión corta.

El cantautor y guitarrista colombiano, que tenía cinco nominaciones, superó la marca previa hasta ahora ostentada por el español Alejandro Sanz, de 14.

"Muchísimas gracias a la Academia, de verdad lo más importante es el presente'', manifestó el intérprete de éxitos como la Camisa negra y A Dios le pido. "Para mí es un honor estar hoy aquí [...] Todo esto es maravilloso, no lo puedo creer''.

Julieta Venegas se apuntó dos estatuillas, al igual que Gloria Estefan, Café Tacvba y la brasileña Soraya Moraes. La puertorriqueña Kany García, con cuyo álbum debut --Cualquier día-- fue postulada en cuatro categorías, obtuvo el codiciado gramófono a mejor nuevo artista.

Estefan, la Persona del Año 2008, consagró a 90 millas en el rubro de mejor álbum tropical tradicional y a Píntame de colores en el de mejor canción tropical. Los argentinos Fito Páez y Andrés Calamaro se destacaron en los apartados de mejor álbum cantautor y álbum de rock vocal, respectivamente, y el puertorriqueño Marc Anthony triunfó en la categoría de mejor álbum de salsa.

Recibir premios "es lindo y particularmente los Grammy porque los entregan personas que están en el ámbito de la música'', expresó Estefan, que un día antes fue honrada con el Premio a la Persona del Año 2008 de la Academia. La cantante de 51 años, que lucía un elegante vestido negro sin mangas, formuló sus declaraciones al pasar por la sala de prensa. Ganó dos de las tres nominaciones que tenía.

La ceremonia comenzó con uno de los espectáculos más esperados de la noche, cuando Juanes subió al inmenso escenario iluminado en tonos de azul para cantar junto a un numeroso coro sus canciones Me enamora y El odio por amor.

El artista se unió luego a John Legend para interpretar a dúo If You Are Out There, canción que comenzará a sonar en la radio en los próximos días.

El acto en el Toyota Center de Houston fue conducido por el actor chileno Cristián de la Fuente y la actriz y cantante mexicana Patricia Manterola y televisado en directo por Univisión.

Con su MTV Unplugged Venegas, con cuatro candidaturas, ganó los premios al mejor video musical versión larga y mejor álbum de música alternativa. El cuarteto mexicano Café Tacuba, el más nominado con seis postulaciones, triunfó con Esta vez en la categoría de mejor canción de rock y mejor canción alternativa. Moraes ganó en los rubros de mejor álbum cristiano en español por Tengo sed de ti y mejor álbum cristiano en portugués por Som da chuva.

Estefan hizo bailar al público al ritmo de Mi tierra y No llores, que interpretó con la Miami Sound Machine, José Feliciano y Carlos Santana.

La Academia Latina de la Grabación repartió el jueves 48 premios en géneros tan diversos como tropical, pop, música urbana, rancheras y otros ritmos del norte de México, incluyendo además música cristiana y para niños.

Muere Mitch Mitchell, el baterista de     Jimi Hendrix

Mitch Mitchell, un batería pionero conocido por trabajar durante la década de 1960 con el ídolo del rock Jimi Hendrix, falleció el miércoles a los 62 años.

Mitchell fue encontrado sin vida en su habitación de hotel en Portland, Oregon. Un portavoz del forense del condado de Multnomah señaló que al parecer Mitchell habría muerto por causas naturales.

El batería se encontraba en Portland para la última actuación en su gira por 18 ciudades de EEUU junto a 'Experience Hendrix', una serie de conciertos que conmemoran el legado de la fallecida estrella del rock.

"Estamos todos destrozados tras enterarnos de la muerte de Mitch. Era un hombre maravilloso, un músico brillante y un verdadero amigo", dijo la hermana de Hendrix, Janie Hendrix, en un comunicado.

"Su papel en la formación del sonido de 'Jimi Hendrix Experience' no puede ser subestimado", añadió. "Durante el transcurso de la última gira, se le veía contento por la interrelación entre los músicos y el público. No hay duda de que amaba lo que hacía", decía el texto.

Mitchell, que nació en Gran Bretaña, comenzó en el mundo del espectáculo como un niño actor, pero abandonó la actuación por su amor verdadero, la música de jazz y el rock.

Batería de alto perfil, Mitchell se unió a 'Jimi Hendrix Experience' en 1966 y acompañó al guitarrista en su legendaria actuación en Woodstock tres años después. Tocó en clásicos de Hendrix tales como 'Fire', 'Manic Depression' y 'Third Stone from the Sun'.

Mitchell era considerado por los citicos musicales como un apoyo en el desarrollo del estilo de batería conocido como 'fusión', que combina el rock con el jazz y que está influido por gigantes de ese estilo como Elvin Jones y Max Roach.

El estilo convirtió a la batería en un instrumento primoridal, un concepto innovador del rock and roll.

Hendrix -un compositor, guitarrista y animador- fue un pionero en la década de 1960 del rock psicodélico y falleció en septiembre de 1970, a los 27 años.

'Jardín rosado' (fragmento), en colaboración con Catalina Estrada.'Gnomos chismosos' ( Aberdeen, Escocia, 2008).'Ventana al cielo' (Aberdeen, Escocia, 2008).

"Una cacerola gastada sobre un fogón dispara muchas cosas dentro de uno. Esas cosas no están en la cacerola, es sólo un pedazo de hierro demasiado usado, pero su óxido susurra una historia a nuestra memoria". Así ve la realidad Pancho Tolchinsky, un matemático mexicano, de padres argentinos y esposa colombiana que, siempre que puede, desde su casa en Barcelona, se escapa por el mundo para ver qué puede ofrecerle a la mirada tranquila de su cámara.

 

"No sé si mis fotos hablan sobre el mundo. Lo que sí sé es que dicen algo sobre nosotros, algo sobre cómo actuamos, sobre cómo el que está cerca no ve y el que está lejos sí", asegura este retratista de rincones que, a los 16 años, flirteando con la cámara de su hermana, descubrió lo que sucede cuando se encuadra la realidad de lo cotidiano. Desde entonces no ha dejado de robar pedazos al tiempo que le rodea.

 

Licenciado en matemáticas, este joven de 30 años se está especializando ahora en el campo de la inteligencia artificial. En la fotografía aprende de los que saben algo más que él. "No creo que fuera justo decir que soy autodidacta, en realidad tuve suerte. Cuando tenía alguna duda siempre había alguien que me decía: Prueba A y B y elige la que te guste más", comenta el mexicano evocando sus manidos matices de álgebra, también hermosos para él.

 

"En las matemáticas hay armonía, todo tiene su lugar. En mis fotografías ocurre lo mismo. Quizá busco la armonía tanto en un mundo como en el otro", afirma con el ruido de las calles de Barcelona de fondo, que no molesta, que puede verse, pensando azules y grises cuando se habla con él.

 

 

 

'Gnomos chismosos' ( Aberdeen, Escocia, 2008).

Sus instantes miran con colores intensos, con luces llenas de una fuerza pausada, que llega, y golpea, pero despacio y sin ruido. Una vaca tranquila, que tumbada rumia hierba y tiempo desecho por un clic repentino; enanos de jardín risueños, hablando de sus cosas tras el silencio de una ventana; plantas de flores amarillas que amenazan el sosiego de una raída manguera, ante una pared azul que hace tiempo que nadie cuida; o el telefonillo de una calle olvidada, extraviada entre las calles.

 

Esto es lo que nos ofrece Pancho Tolchinsky. Realidad vehemente que huye de quienes están demasiado ocupados para imaginarla. Para ella el mexicano se erige en errante justiciero que, blandiendo fábula y realidad a partes iguales, devuelve su lugar a las cosas demasiado comunes para conservarlo por sí mismas.

 

Fotógrafo y matemático alejado de lo común

"No soy un fotógrafo ortodoxo, y lo mismo me ocurre con las matemáticas. Soy muy intuitivo. A veces me pongo a hacer una foto a una taza, por ejemplo, y la gente me dice: '¿Qué haces?, pero si eso no es más que una taza'. Luego, cuando ven la fotografía, comprenden que era algo más que una taza", cuenta este contador de historias enamorado de las cosas pequeñas. "Cuando vas a casa de tu abuela con cinco años aquello te parece horrible. Cuando vas con 20 empiezas a ver cosas que te resultan agradables. Cuando vas con 30 es un lugar fascinante. Y lo mejor de todo es que tu abuela nunca se ha planteado el orden de todo aquello, eso es lo maravilloso".

 

Sus imágenes, entre reales y ficticias, se exponen desde este miércoles, y hasta el próximo 27 de noviembre, en la Galería Ras de la Ciudad Condal bajo el título 'Backyard' ('Patio trasero'), su última exposición. Se trata de 17 instantáneas captadas entre 2002 y 2008, seis años en los que Tolchinsky ha recorrido países como Israel, Escocia o EEUU, mostrándolos con su especial forma de acariciar lo que se encuentra por el camino. En 15 de estas imágenes su esposa, la también artista Catalina Estrada, ha colaborado con sus ilustraciones, cincelando pájaros y flores irreales sobre ellas.

 

 

 

'Jardín rosado' (fragmento), en colaboración con Catalina Estrada.

"Mis fotos empujan del barro, de lo terrenal, hacia arriba, pero apenas nada. En cambio, ella las eleva. Juntarnos es como ir a casa y al país de las maravillas al mismo tiempo", explica el matemático-fotógrafo, espantado de los conceptos demasiado masticados que, se miren por donde se miren, ya no significan nada. Para él la fotografía no es un trabajo, sino un modo de vida.

 

"Los colores, su intensidad, los puntos de vista, los distintos encuadres permiten ir flotando un poco, sólo un poco, por encima de la realidad. Así, flotando, se puede ir más allá, mirar de forma distinta, para ser más libre", reclama Tolchinsky, el alumno aventajado que se subió al pupitre para ver lo que siempre había visto, pero con otra perspectiva, la de la libertad de las cosas que cuentan nuestra historia olvidada.

 

El Mundo de la Moda

Veroushka, Jerry Hall, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Elizabeth Taylor, Charlotte Rampling, Paloma Picasso, David Lynch, Isabella Rossellini, Madonna... Todos posaron ante el objetivo impertinente de Helmut Newton (Berlín 1934, Los Ángeles 2004), el fotógrafo que introdujo el sexo explícito en la moda y cambió el estilo de las publicaciones con las que colaboró, revolucionando con ello la fotografía mediante imágenes inquietantes, sucias y fetichistas, pero siempre elegantes.

Sus instantáneas de bellas mujeres atrapadas en ambientes lujosos se convirtieron en la marca personal de un estilo obsesivo y sofisticado, que ha dejado su impronta en colegas como Herb Ritts o Terry Richardson. La Fábrica Galería dedica una exposición al fotógrafo australiano de origen alemán y a las vanguardistas imágenes que creó para la industria de la moda, así como a sus célebres retratos.

La muestra incluye un conjunto de 18 fotografías en las que se manifiesta el particular estilo de Newton: imágenes sofisticadas, sutiles y elegantes, cargadas de agresividad y erotismo. La retrospectiva contiene 11 fotolitografías pertenecientes a la serie 'Special Collection', cinco fotografías del porfolio 'Cyberwomen' (2000) y tres imágenes 'vintage': 'Parlour Games' (1991), 'Domestic Nude' y 'Teacher and Slave' (1990).

La obra de Newton se caracteriza por no dejar nunca indiferente al espectador. Los estudios de moda que realizó durante la década de los 70 para importantes revistas francesas e italianas son fascinantes, inquietantes e innovadores, ya que incorporan referencias eróticas, algo insólito en aquella época. Sus imágenes, fácilmente reconocibles, aparecen llenas de glamour, seducción y elegancia. Su papel como fotógrafo se ha relacionado frecuentemente con el de 'voyeur', instaurando nuevas reglas en la iconografía de la moda y el desnudo femenino, que le convirtieron en un personaje transgresor, objetivo de encendidas críticas. Influido por el fotógrafo de prensa alemán Dr. Erich Salomon y por el francés Brassaï, Newton fue pionero en sortear las dificultades técnicas y realizar reportajes fotográficos con muy poca luz, y en plasmar mediante evocativos estudios nocturnos el ambiente bohemio de las prostitutas, los bares y los paisajes urbanos de París.

Levi Stubbs (2º por la izqda.), con su banda en 1990. (Foto: AP)

Fakkece Levi Stubbs, componente de la banda Four Tops

LOS ÁNGELES (EEUU).- Levi Stubbs, componente de la banda Four Tops y cuya voz fue una de las más potentes y reconocibles de la discográfica Motown, especializada en música negra, falleció en Detroit (Michigan) a los 72 años, informó la revista Billboard.

El cantante había luchado contra una serie de enfermedades, incluido un cáncer y un derrame cerebral, que le obligaron a abandonar los escenarios desde el año 2000, indicó la publicación.

"Tenía una de las voces más prolíficas e identificables de la historia americana", dijo a Billboard Billy Wilson, antiguo miembro de la Motown. "Es una enorme pérdida, para la familia de la Motown y para el mundo".

La muerte de Stubbs deja a Abdul Fakir como el único miembro vivo de Four Tops, banda que se formó en 1954 bajo el nombre de Four Aims y que firmó por la Motown nueve años después.

Los demás integrantes, Laurence Payton y Renaldo 'Obie' Benson, murieron en 1997 y 2005, respectivamente.

Stubbs puso voz a éxitos como 'Baby I Need Your Loving', 'I Can't Help Myself (Sugar Pie, Honey Bunch)', 'Reach Out I'll Be There' y 'Brenadette', entre otros.

Four Tops, miembros del Salón de la Fama del Rock and Roll desde 1990, vendieron más de 50 millones de discos.

Otis Williams, del grupo The Temptations, aseguró que con la muerte de Stubbs EEUU dice adiós a su 'Frank Sinatra negro'.

"Levi tenía el mismo talento, cualquier cosa que cantase lo hacía de forma única, tanto que te quedabas allí mismo asombrado", dijo el músico.

A Stubbs le sobreviven su esposa durante 48 años, Clineice, y cinco hijos.

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Los MTV con sabor a ranchera

Con cuatro galardones cada uno, el colombiano Juanes y el grupo alemán Tokio Hotel se repartieron el podio de los Premios MTV Latinoamérica 2008, celebrados anoche en Guadalajara (oeste de México).

 

El Auditorio Telmex acogió a 6.000 personas que vieron coronarse al artista colombiano como Mejor Solista, Artista del Año, Artista Rock y Artista Central. En total, aspiraba a siete galardones.

 

Juanes, que recogió sus premios ataviado de manera muy informal, confesó en una de sus intervenciones que cuando compró su primera guitarra "fue por Metallica". Durante la gala, el cantante estrenó también el tema, Odio por amor, que se incluirá en la versión en vivo de su último álbum, La vida es un ratico, cuyo lanzamiento está previsto en noviembre.

 

Por su parte, Tokio Hotel se llevó los premios a Mejor Canción del Año (Monsoon), Ringtone (tono de móvil), Musical (Monsoon), Artista Nuevo Internacional y Fanclub (Venezuela).

 

El grupo, que cantó en directo el éxito que le valió dos premios, ganó en todas las categorías para las que estaba nominado. El vocalista Bill Kaulitz, inconfundible por su peculiar imagen, agradeció uno de los premios con un "¡Esto es increíble!".

 

Los mexicanos Belanova se llevaron a casa tres premios de los seis a los que contendían: Mejor Artista Nuevo, Vídeo del Año y Artista Norte.

 

Por su parte, el cuarteto chileno afincado en México, Kudai, se hizo acreedor de dos galardones, Mejor Artista Pop y Grupo o Dúo, mientras que los mexicanos Cafe Tacvba se alzaron con el de Mejor Grupo Alternativo.

 

Con un premio quedaron nombres como los estadounidenses Jonas Brothers (de cinco candidaturas) y los argentinos Miranda. La artista revelación fue la joven cantautora mexicana Ximena Sariñana, y la vuelta de los argentinos Soda Stereo para tocar de nuevo juntos resultó merecedora del premio Mejor Gira de Reencuentro.

 

Los argentinos Babasónicos, que optaban a seis candidaturas, se quedaron sin ningún premio.

 

Las actuaciones de la gala

 

La ceremonia se abrió con la actuación de la mexicana Julieta Venegas, quien acompañada por mariachis entonó su tema El presente.

 

Durante la noche también subieron al escenario para cantar los portorriqueños Calle 13 junto a Café Tacvba y la estadounidense Katy Perry, quien cantó su éxito I kissed a girl, tras ser presentada por el líder de la banda Kiss, Gene Simmons.

 

Perry protagonizó la anécdota de la noche, cuando, cubierta de crema tras lanzarse sobre un falso pastel, resbaló varias veces sobre el escenario y jugó a que no podía levantarse.

 

El plato fuerte de las actuaciones en directo fue la de los estadounidenses Metallica, que estrenaron dos temas de su último álbum, Death Magnetic.

 

El dúo más extravagante de presentadores fue el compuesto por la cantante mexicana Alejandra Guzmán, quien lucía un vestido hecho de lo que parecían plumas doradas, y por el rapero Flavor, ex Public Enemy, vestido con el tradicional traje de charro de México.

 

Esta séptima edición de los premios marca quince años de vida de MTV Latinoamérica y tiene como sede a Guadalajara por vez primera, sucediendo a Ciudad de México.

 

 

The Beatle fueron parte del experimento de las experiencias negativas para la juventud

Paul McCartney visitará próximamente Israel. (Foto: EL MUNDO) Cliff Richard provocó el delirio entre los jóvenes israelíes en 1963. (Foto: EL MUNDO)

Paul McCartney...Cliff Richard La próxima presencia de Paul McCartney en Israel sigue desatando toda suerte de comentarios en este país que ha recuperado una parte de su historia especialmente desconocida para Occidente: la era en la que Tel Aviv intentaba atajar las "influencias negativas para la juventud", según expresión de un organismo oficial de la época.

 

El diario Haaretz publicaba este viernes una apasionante indagatoria sobre el asunto del historiador Alon Gan que revela el escaso concepto que tenían las autoridades no sólo sobre los Beatles sino sobre otros significados artistas occidentales y como Israel filtraba la presencia de estos intérpretes a través de una suerte de ’comité de la virtud’ –lo llamaban ’Comité para la Importación de Artistas Extranjeros’ (CIAE)- cuyos juicios de valor no tenían desperdicio.

 

La citada agrupación fue establecida a mediados de los 50 y estaba integrada por 13 personajes encargados de velar por la ’conciencia moral’ del país, como escribió Alon Gan con cierta ironía.

 

La prohibición de que el cuarteto de Liverpool actuara en el estado judío en 1965 fue achacada a toda suerte de variantes: desde una pelea entre promotores artísticos, a la falta de presupuesto o la creencia de la propia primera ministra Golda Meir de que el grupo podía "corromper a la juventud".

 

Lo cierto es que el CIAE fue determinante a la hora de impedir la presencia de los Beatles en Israel especialmente después del sobresalto que causó Cliff Richard a los eruditos de la moral.

 

 

Cliff Richard provocó el delirio entre los jóvenes israelíes en 1963. (Foto: EL MUNDO)

Richard actuó en este país en septiembre de 1963 y según las crónicas de entonces fue recibido en el aeropuerto por casi dos millares de jovenzuelos y jovenzuelas sumidos en el paroxismo. "Fue arrollado por sus seguidores en una explosión de histeria que ni la policía pudo contener", escribió un periódico en esa jornada.

 

La turbación de los 13 susodichos fue tal que de inmediato revocaron el permiso que habían concedido para la actuación de Johnny Holiday. "La decisión se adoptó después de que quedara claro que Johnny Holiday es del mismo tipo que Richard, cuya actuación causó una histeria masiva entre los jóvenes. Hemos llegado al acuerdo en este comité para estar alerta y no permitir a artistas de esta clase, que causan malas influencias en la juventud y disturbios", informó el CIAE al promotor que pensaba organizar el evento del intérprete norteamericano.

 

Gan asegura que el CIAE realizó una pormenorizada indagatoria sobre la Beatlemanía y, por supuesto, decidió que Ringo, Paul, George y John eran un elemento desestabilizador para las mentes de los jóvenes locales. "Esa banda no tiene ningún mérito artístico, causa histeria y grandes desordenes", certificó el CIAE. "Es una histeria infecciosa", llegó a decir el portavoz del Ministerio de Educación.

 

Para el director general del mismo departamento, en los Beatles no existía "ninguna experiencia artística o musical sino un despliegue de sensualidad que despierta sentimientos agresivos repletos de estímulos sexuales".

 

El investigador israelí también achaca a la prensa israelí gran parte de la culpa de lo acaecido y recuerda muchos de los sorprendentes comentarios que se leyeron durante esos días. Quizás el más singular fuera aquel que publicó el principal periódico israelí, Maariv, firmado por un tal Zvi Lavi, quien alababa la prohibición y la "lógica saludable del comité que exterminará a los Beatles, que pretenden infectar nuestro territorio".

 

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Los Años Dorados de Madonna

Mientras Wall Street, la City, el Banco Central Europeo y el índice Nikkei se tambalean en la cuerda floja de la crisis que se asoma al agujero negro, he aquí a la businesswoman por excelencia del pop burlándose de los nubarrones financieros con su espectáculo total e infalible.

Burlándose de sí misma, en realidad. Reciclando por enésima vez la amalgama de estéticas aparentemente irreconciliables que jalonan su show entre la lencería fina y los aderezos kitsch, entre los tacones de aguja y la influencia de Keith Haring, entre las pinceladas sadomasoquistas y los toques exóticos, entre su apoyo a Obama y las velas a Givenchy.

¿Quién dijo collage? Pastiche es la palabra. De altos quilates, como exhibió en el Estadio Olímpico de Sevilla. Primera parada de su gira española (la primera en siete años, después de aquellas tres fechas consecutivas en el Palau Sant Jordi de Barcelona en 2001), que recala mañana en el Circuito Ricardo Tormo de Cheste (Valencia).

Se apagan las luces y el delirio reina a sus anchas. El Sticky and Sweet Tour (pegajoso y dulce) se despliega ante los casi 50.000 enfervorizados fans llegados de toda España. Decorado art decó (o así) y aparición tan estelar como cabe imaginar de la dominatrix más avispada del planeta musical, quien no tarda en lanzar guiños al hip hop premeditadamente light que la seduce últimamente, de la mano del trío de relumbrón a cuyos pies se rinde en su reciente álbum, Hard candy, a saber: Timbaland, Pharrel Williams y Justin Timberlake.

Y ahí estuvo precisamente lo peor de la velada: en la sobredosis de piezas de su disco más olvidable de la última década. Hasta nueve canciones del CD sonaron en pleno derroche de luminotecnia, empezando por Candy shop y Beat goes on.

Lo mejor, de la 'antigua' versión

Pero la cultura de club ha sido, sin duda, su principal seña de identidad, como corresponde a esta devoradora de heterosexuales y cómplice de gays. Nada raro, por tanto, que los primeros acordes de su clásico Vogue provoquen un griterío aún más ensordecedor. Se desata la locura en la antesala del que fue su primer gran himno en los 80, Into the groove. Todo el mundo saca a la petarda que lleva dentro y el Estadio se convierte en una macrodiscoteca a orillas del Guadalquivir.

De repente, se improvisa un ring con la jefa en la pantalla observando cómo dos bailarines se pelean ¿por ella? Gafas de lolita para afrontar She's not me mientras coquetea con los apuntes lésbicos, le planta un beso a una de sus chicas y se escuchan fraseos de aquel Last night a DJ saved my life.

Muy chirriantes, eso sí, las imágenes de pueblos desfavorecidos de los cinco continentes, como para amplificar que haya puesto sus ojos en Malawi (donde se hizo notar con su adopción exprés) y que, claro está, es muy solidaria. Todo cabe en este maremágnum multiestilístico en el que, incomprensiblemente, se empeña en dárselas de rockera empedernida.

A Madonna no le pesan en absoluto sus 50 años, tal es el poderío con el que saca brillo al aerobic ambulante de esta fastuosa gira. Baila subida en un descapotable retro, salta a la comba, hace como que flirtea con el DJ que la arropa encantado e incluso se deja engullir por la fiebre de las videoconsolas.

Si fue capaz de dedicar al Papa su superéxito Like a virgin en Roma, estaba claro que el filón a explotar en esta Sevilla oscilante entre el incombustible mandato de Manuel Chaves y las bravuconadas de José María del Nido era la sonrojante manía aflamencada que pone en jaque cuando menos se lo espera uno. Las deplorables Spanish lesson y La isla bonita, verdadera pachanga en medio de un repertorio que funciona a destellos, bajaron el nivel de la noche con un set pseudogitano que ella, sin tapujos, tuvo el valor de acometer en la patria chica del arte jondo. Es como si un andaluz pretendiera dar clases de blues en un santuario de Memphis.

Todavía restaban el empalagoso You must love me, de Evita, y el apoteosis retrospectivo de Ray of light y, sobre todo, de Hung up, sin rastro del sample de Abba puesto en marcha por el recordado Stuart Price. Paradójicamente, ahora que se ha aposentado en la perversa Albión se ha vuelto más americana que nunca. Ella se puede permitir eso y mucho más. Las contradicciones se hacen trizas entre sus dedos.