Blogia
Manuel Hernández Villeta

Haití, donde la pobreza y la desesperación no tienen nombre

Manifestantes de Greenpeace se disfrazaron de monos y se apostaron a las puertas de la sede de Unilever en Londres para protestar los daños ecológicos causados por esta empresa. SANG TAN / AP

Puerto Príncipe, (PL) La inusitada violencia registrada en Haití desde hace una semana devolvió la mirada de políticos y organizaciones internacionales hacia esta pequeña nación, la más empobrecida del hemisferio occidental.

 

 Aquí, el alza de los precios de la canasta básica ha adquirido una dimensión política y ahora requiere de una respuesta urgente y coordinada de los actores nacionales e internacionales para evitar la desestabilización.

 

 El desorden, que comenzó el jueves pasado en la sureña ciudad de Les Cayes, se extiende ya por todo Puerto Príncipe, con foco en los alrededores del Palacio Nacional.

 

 Lo que en principio fueron reclamos pacíficos por el alto costo de la vida y el aumento de los precios de los artículos de primera necesidad, devino robos, incendios y saqueos, y ya suman cinco los muertos y decenas los heridos hospitalizados.

 

 Procedentes de todos los barrios de la capital, grupos de manifestantes asaltaron almacenes, tiendas, oficinas públicas, restaurantes, estaciones de servicio en todas las regiones del área metropolitana: Champ-de-Mars, Delmas, Pétion-Ville, Frères...

 

 

 

El gobierno ha reiterado que elementos relacionados con el narcotráfico y contrabandistas se han infiltrado en las protestas, por lo que reclamó el apoyo de las fuerzas de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).

 

 

 

El primer ministro, Jacques Edouard Alexis, inició un diálogo con representantes de distintos sectores a fin de explicar el programa urgente del gobierno para hacer frente al alza de los precios, un fenómeno generalizado en el Caribe y originado por la fuerte subida de éstos en el mercado mundial.

 

 

 

Los precios, que aumentaron un promedio de 40 por ciento desde 2007, han provocado reacciones de violencia en Egipto, Jordania y otros países de la geografía global, y en particular en el Caribe, obligaron a una reciente cumbre especial de Jefes de Gobierno de la Comunidad del Caribe.

 

 

 

Salen a relucir ahora los incumplimientos de los compromisos de donantes y demás factores en relación con Haití, donde la comunidad internacional reforzó su presencia desde la salida forzosa del ex presidente Jean Bertrand Aristide, el 29 de febrero de 2004.

 

 

 

El director adjunto del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, John Powell, pidió al Primer Mundo hacer más para ayudar a los países en vías de desarrollo, en particular a la diminuta nación latinoamericana y caribeña.

 

 

 

Hedi Annabi, representante especial del Secretario General de la ONU en Haití y jefe de la MINUSTAH, advirtió que la fragilidad del escenario haitiano ilustra el estrecho vínculo entre la estabilidad política y el desarrollo.

 

 

 

En un reporte en el Consejo de Seguridad observó que la situación siempre será quebrantable en un país que, a pesar de progresos alentadores, está muy lejos realizar sus aspiraciones en los ámbitos socioeconómicos.

 

 

 

El representante especial exhortó a los donantes, a las instituciones financieras internacionales y a la comunidad internacional en su conjunto, contra la trampa "del optimismo prematuro o el desaliento desproporcionado".

 

 

 

En el contexto de las protestas, Brasil anunció una donación de 14 toneladas de alimentos "en respuesta al pedido del gobierno haitiano de asistencia humanitaria alimentaria".

 

 

 

El tema de las contribuciones centra hoy también en Roma una reunión de la agencia de la ONU para la Alimentación (FAO).

 

 

 

Vietnam consideró urgente priorizar el respaldo al desarrollo socioeconómico de Haití, sobre la base del respeto a la soberanía y la autodeterminación de ese país caribeño.

 

 

 

Haití, donde 80 por ciento de la población vive con menos de dos dólares diarios, se ubica en el puesto 150 de 177 países a quienes la ONU mide el índice de Desarrollo Humano.

 

 

 

John Colmes, principal funcionario de la ONU para asuntos humanitarios, considera incluso que el aumento continuo de los precios de alimentos puede causar inestabilidad política en todo el mundo.

0 comentarios