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Manuel Hernández Villeta

John McCain y Barack Obama comienzan la lucha para escoger a sus candidatos a la vicepresidencia

El virtual candidato presidencial republicano, John McCain, sonríe durante una mesa redonda en Union City, California, el jueves, 22 de mayo del 2008. McCain y el precandidato demócrata Barack Obama se criticaron durante la jornada por sus respectivas posturas en el tema de las becas para militares. Jeff Chiu / AP Foto  

El precandidato presidencial demócrata Barack Obama llega a la sede del Congreso en Washington, el jueves 22 de mayo del 2008. Durante la jornada, Obama y el virtual candidato republicano John McCain se criticaron por sus propuestas respectivas sobre el tema de las becas para militares. Susan Walsh / AP Foto  

Miembro del comité de los servicios armados del Senado, la aspirante a la presidencia la senadora Hillary Rodham Clinton, escucha un testimonio en el -Capitolio de Washington, el jueves 22 de mayo del 2008. Clinton se encuentra en una situación muy extraña: en los márgenes mirando al interior, pidiéndoles a los líderes del partido que la ayuden en sus aspiraciones a la Casa Blanca. Susan Walsh / Foto AP  

Entre ahora y las convenciones nacionales previstas para el final de este verano, el guión bipartidista de las campañas presidenciales en Estados Unidos exige la selección de un «número dos». Tanto Barack Obama como John McCain han iniciado ya esa búsqueda de candidatos a vicepresidente con el teórico requisito de encontrar a alguien capaz de ocupar el despacho oval en cuestión de un latido.

 Aunque la realidad pasa por cálculos mucho más interesados para obtener las mayores ventajas electorales posibles de cara a la definitiva cita con las urnas en noviembre.

Sin esperar a cerrar de forma definitiva su pulso con Hillary Clinton, Obama ha empezado un secreto proceso selectivo con ayuda de Jim Johnson, un veterano y poderoso «insider» de Washington que ya coordinó la búsqueda de lugartenientes para Walter Mondale en 1984 y para John Kerry en el 2004. Las últimas tabulaciones de la agencia Associated Press indican que el senador por Illinois solamente necesita de 61 delegados adicionales para garantizarse la nominación del Partido Demócrata.

Presiones a favor de Hillary

Aliados políticos de Hillary Clinton estarían presionando con intensidad para que Obama considere a la ex primera dama como su «número dos». Argumentando que el llamado «dream ticket» ayudaría a solventar las divisiones internas en el Partido Demócrata y reforzaría al candidato ante segmentos de votantes como las mujeres o la clase trabajadora blanca. Sin embargo, asesores de la campaña de Obama insisten en la percepción bastante negativa a nivel nacional que arrastra Hillary y la dificultad de conciliar su inclusión con el mensaje de cambio político articulado hasta ahora por el senador de Illinois.

En las quinielas, la lista de posibles acompañantes para la candidatura presidencial encabezada por Barack Obama incluye a gobernadores con experiencia ejecutiva como Janet Napolitano de Arizona, Kathleen Sebelius de Kansas y Tim Kaine of Virginia. O senadores como Chris Dodd, Joe Biden, Claire McCaskill o Jim Webb. Otras opciones más heterodoxas sería incluir un republicano moderado como el senador Chuck Hagel o un independiente como Mike Bloomberg. Con menciones para políticos más o menos retirados como Sam Nunn, Tom Daschle o John Edwards.

Por su parte, el republicano John McCain ha organizado este fin de semana una barbacoa en su residencia de Sedona, Arizona. Festejo presentado como un acto sin trascendencia política pero que ha sido interpretado como una especie de audición informal para posibles aspirantes a vicepresidente de Estados Unidos. Sobre todo al confirmarse que entre la lista de invitados figuran su antiguo rival Mitt Romney junto a los gobernadores de Florida, Charlie Crist, y Luisiana, Robert Jindal.

El senador McCain ha dejado saber que está trabajando con una lista de posibles opciones que en las últimas semanas se ha quedado reducida a unos veinte nombres. Entre intensas especulaciones a favor de que el septuagenario candidato republicano se decante por un gobernador más joven, que sea percibido como un potencial buen presidente y que proceda de un Estado sin una mayoría conservadora clara para que sirva de ventaja electoral en noviembre.

 

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