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Manuel Hernández Villeta

Los Celtics de Boston están de vuelta en la Final de la NBA

Detroit Pistons forward Tayshaun Prince (22) fouls Boston Celtics forward Kevin Garnett during the first quarter of Game 6 of the NBA Eastern Conference basketball finals in Auburn Hills, Mich., Friday, May 30, 2008. Paul Sancya / AP  Detroit Pistons center Chauncey Billups (1) shoots over Boston Celtics guards Rajon Rondo (9) and Ray Allen, right, in the first quarter of Game 6 of the NBA basketball Eastern Conference finals in Auburn Hills, Mich., Friday, May 30, 2008. Paul Sancya / AP Detroit Pistons forward Antonio McDyess, right, deflects a shot as he and center Theo Ratliff (42) defend Boston Celtics forward P.J. Brown in the third quarter of Game 6 of the NBA basketball Eastern Conference finals in Auburn Hills, Mich., Friday, May 30, 2008. Gary Malerba / AP

 

Mucho trabajo que les ha costado, pero los Celtics de Boston están de vuelta en la Final de la NBA, adonde no viajaban desde los tiempos del mítico Larry Bird.

 

Los Celtics remontaron una desventaja en los minutos decisivos del sexto juego de su serie de playoffs para vencer 89-81 a los Pistons de Detroit en su propio hogar en el Palace de Auburn Hills.

 

Cuatro jugadores de Boston se situaron en dobles dígitos a la ofensiva para que el equipo verde se pusiera en camino de encontrarse en la Final con los Lakers de Los Angeles que vencieron en la Conferencia Oeste.

 

La NBA está vendiendo la Final como el choque entre la fuerza de ’’Los Tres Grandes’’ contra el talento unipersonal de Kobe Bryant.

 

Precisamente ese trío de Boston encabezó el ataque de los titulares del Este: Paul Pierce con 27 cartones, Kevin Garnett con 16 y Ray Allen con 17. Como si eso no bastara, Rajon Rondo sumó 11.

 

Detroit se había recuperado de una primera mitad en la que estuvo persiguiendo a los Celtics y pasaron a comandar las acciones en el tercer período, pero se desinflaron en los minutos finales.

 

Chauncey Billups hizo lo que pudo, a pesar de estar lesionado, y colaboró con 29 unidades a la causa de su equipo; mientras que Rip Hamilton lo secundaba con 21 cartones.

 

Sin embargo, el tercer hombre de los Pistons, el delantero de fuerza Rasheed Wallace, apenas se hizo sentar con sólo cuatro cartones y en la defensa se vio superado por el accionar de Garnett bajo los tableros.

 

 

Rivalidad

 

En el suelo junto a una pared de ladrillo afuera de los vestidores de los Boston Celtics, había una enorme bolsa de lona con decenas y decenas de camisetas y gorros que decían "campeón de la Conferencia Este".

 

 

Mano tras mano se hundía en la bolsa para sacar uno o dos productos, que los ganadores lucieron con orgullo.

 

 

Con orgullo, porque el viernes por la noche los Celtics ganaron su pasaje a las Finales de la NBA de la forma que deben ganarse las plazas de campeonato. Nadie les regaló el partido. Se estiraron y lo tomaron -- como lo hicieron con la bolsa de prendas.

 

 

Fue un partido en el que los Celtics estuvieron 70-60 abajo al principio del último cuarto, antes de imponer su voluntad durante los últimos 12 minutos para sellar un triunfo por 89-81 y convertirse en los rivales de Los Angeles Lakers en unas Finales de NBA que reavivarán --o tal vez sean el renacimiento de-- los días de gloria de la NBA de hace dos décadas.

 

 

"Significa todo para los aficionados de Boston", dijo Paul Pierce, quien encabezó a los Celtics con 27 puntos, incluyendo 12 en el último cuarto. "En mi caso, creo que eso fue lo que me inició en el básquetbol, crecer en Los Ángeles, ver a los Lakers y a los Celtics. Y es irónico, como Celtic, ahora me enfrento a los Lakers en las finales. De muchacho, odiaba a los Celtics. Volveré a casa para jugar contra mi equipo, el equipo de mi niñez. Es un sueño hecho realidad de sólo pensarlo. Creo que esa rivalidad realmente revolucionó el básquetbol, y ahora soy parte de ella".

 

 

Las Finales comenzarán el jueves por la noche en Boston, adonde los Celtics compilaron una marca de 10-1 en la postemporada y adonde hubiera tenido lugar el Juego 7 el domingo si los Pistons hubieran podido concretar al final. En cambio, acertaron 6 tiros en 18 intentos en el último cuarto, perdieron seis balones y terminaron con una marca parcial de 29-13.

 

 

Fue una noche en la que los Celtics podrían haberse dado por vencidos mentalmente tras una falta ofensiva muy cuestionable (Bennett Salvatore le cobró una carga a Pierce por contacto con Richard Hamilton detrás de la línea de triples y acertó el tiro) y los dos tiros libres subsiguientes completaron una seguidilla de seis puntos que Detroit usó para ponerse 66-58 arriba.

 

 

"No dejé que eso me frustrara como probablemente me hubiera sucedido en el pasado. Hubiera perdido la calma, la tranquilidad, y me hubieran dado una técnica. Pero eso hubiera sido egoísta de mi parte", dijo Pierce.

 

 

En cambio, volvió a concentrarse. Y cuando los Celtics bombardearon con una seguidilla de 10 tantos para equilibrar el marcador en 70-70 a los cinco minutos y medio del último cuarto, el ritmo fue suyo.

 

 

Pierce le entregó a Boston la ventaja definitiva en una jugada de tres puntos con 5:25 en el reloj, y la última oportunidad de los Pistons terminó cuando James Posey -- a quien el entrenador Doc Rivers había usado durante todo el último cuarto hasta ese momento, sentando a Ray Allen -- sorprendió a Tayshaun Prince en el perímetro para robarle el balón con 1:40 en el reloj. Los Celtics entonces estiraron su ventaja a siete con dos tiros libres de Pierce.

 

 

Menos de un minuto después, la mitad del público de The Palace ya había abandonado sus asientos. El sexto viaje consecutivo a las finales de conferencia de los Pistons terminó de la misma manera por cuarta vez -- incluyendo los últimos tres.

 

 

"En este momento es una buena sensación", dijo Kevin Garnett en el podio de entrevistas, sentado junto a Pierce, como siempre, pero esta vez luciendo uno de esos conjuntos de camiseta y gorra de campeón. "Es algo surrealista, tal vez aún no lo asimilé porque no hemos dormido como en cuatro, casi cinco, días. Pero sí que se siente bien".

 

 

"Ha sido un largo proceso", agregó Pierce. "Podría escribir un libro sobre mis emociones en este momento. Pero simplemente estoy contento de estar en esta posición, y con los Boston Celtics".

 

 

Ésta será la 11ª vez que Lakers y Celtics se enfrenten por el campeonato, y la primera desde 1987, cuando los Lakers de Pat Riley destronaron a los entonces campeones reinantes en seis juegos.

 

 

Para los menores de 28, será una experiencia bastante nueva.

 

 

Para aquellos que se encuentran al norte de 28, será una mezcla de nostalgia y novedad.

 

 

Garnett pertenece a este último grupo.

 

 

"Estoy ansioso, todas las cosas que solía ver los domingos con un gran plato de comida enfrente, viendo a los Lakers y a los Celtics jugar el domingo, con Hubie Brown y Dick Stockton. Lo recuerdo como si fuera ayer -- me agarraba el primer asiento, y mi mamá me decía ’no te acerques demasiado al televisor, te matará los ojos’. Lo recuerdo como si fuera ayer. Estoy muy entusiasmado", dijo Garnett.

 

 

Y no es el único -- entre los miles que comparten su sentimiento está el comisionado David Stern, quien en un brote de sinceridad al principio de la temporada dijo que en el fondo de su corazón deseaba otras Finales Lakers-Celtics. Su deseo se hizo realidad, el equipo con la mejor marca del Este se medirá ante el equipo con la mejor marca del Oeste.

 

 

"Creo que se enfrentan los equipos indicados", dijo Doc Rivers.

 

 

Dejando de lado Detroit y San Antonio, muchos sienten lo mismo.

 

 

Así que búscate un gran plato de comida, no te sientes demasiado cerca del televisor y no des por seguro que las lealtades de todos son las mismas que hace 20-25 años. Sólo pregúntale a Pierce, quien en aquel entonces vestía un jersey de Magic Johnson y esta noche ganaba de verde y blanco. Esta noche, los Celtics realmente se ganaron el derecho a jugar por el Gran Premio, como lo hicieron Magic y Larry Bird cuando estos jugadores todavía eran cachorros.

 

 

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