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Manuel Hernández Villeta

John McCain realiza una gira por América Latina, donde arriesga parte de su futuro político

 
Esta semana, cuando Barack Obama haga campaña en Ohio y Colorado, John McCain estará de visita en Colombia y México. Es un camino poco común para McCain y, lo que es más, una estrategia arriesgada para su campaña presidencial.
 Desde que Richard Nixon recorrió los 50 estados en 1960, cumpliendo una promesa que después le pesó, no ha habido un candidato presidencial que haya seguido un itinerario que parezca tan desvinculado de sus necesidades políticas.
 Para empezar, en Latinoamérica y Canadá no se vota en las elecciones estadounidenses, éste último, otro país que McCain visitó hace poco. 
 Y lo que confunde más a los observadores es el énfasis de McCain sobre la seguridad nacional y la política exterior --el sábado se reunió con funcionarios de Irak y Filipinas-- en momentos en que los asuntos internos tienen una importancia capital entre los electores."Uno no puede forzar temas que el pueblo de los Estados Unidos no enfrente a diario a la hora de desayunar’’, dice Matthew Dowd, que administró la campaña de reelección del presidente Bush en el 2004, que se centró en combatir el terrorismo en un momento en el que el 11 de septiembre resonaba más que ahora.

"Uno se arriesga a desubicarse con los votantes’’.

El sábado Obama anunció su propia gira a Europa y el Medio Oriente. El senador por Illinois corre peligro si parece arrogante o si en sus viaje adopta un cariz de gira victoriosa. Pero políticamente, el viaje tiene sentido y llenará un vacío en su historial.

McCain intentando algo mucho más difícil: llevar la campaña en una dirección que los votantes, al menos por ahora, no desean.

Los estrategas del senador por Arizona creen que su imagen de líder fuerte, que sabrá cuidar el país, es un factor positivo. Incluso con la crisis hipotecaria, el aumento del desempleo y el alto precio de la gasolina, esa imagen es de gran importancia, dicen.

Incluso insisten en que la mayoría de los votantes no establecen las distinciones esas de política exterior y política interna que plantean los más expertos.

Mark Salter, destacado asesor de McCain, señala que el senador por Arizona acaba de concluir una gira de campaña de semana y media dedicada a asuntos energéticos, diciéndole al público que ponerle fin a la dependencia del petróleo extranjero es tan importante para los intereses del país como la seguridad nacional.

"Esas cosas siempre están vinculadas’’, dijo Salter.

Según cree que cuando McCain se siente a hablar con gobernantes extranjeros para discutir el terrorismo, los votantes pueden visualizarlo como comandante en jefe. Cuando viaja a Colombia y a México está enfatizando su historial de partidario del libre comercio y su moderación en materia de inmigración y quizá también le resulte beneficioso a su imagen en las comunidades hispanas de Estados Unidos.

Pero esa estrategia ha causado consternación y confusión entre algunos republicanos. Después de todo, ahí está la lección de 1992, cuando el entonces presidente George Bush perdió la reelección. Una razón importante fue que los votantes creyeron que Bush, a quien le interesaba mucho la política exterior, estaba menos en sintonía con los problemas económicos internos que su opositor, Bill Clinton, entonces gobernador de Arkansas.

Esa campaña, y no por casualidad, fue la última en que la economía jugó un papel tan importante en una elección presidencial. Una señal difícil para McCain es que las encuestas indican que de nuevo los asuntos económicos ocupan los primeros lugares en la agenda política.

La mayoría de los votantes dice que Obama haría una labor mejor que McCain en materia de servicios médicos y el control del precio del combustible, e incluso los impuestos, esto último generalmente un factor fuerte entre los republicanos.

La mayoría de los votantes dice que Obama haría una labor mejor que McCain en materia de servicios médicos y el control del precio del combustible, e incluso los impuestos. Parte de la ventaja de Obama podría ser la imagen de los demócratas como el partido más compasivo o también puede ser la torpeza --u honestidad-- de McCain.

Durante las primarias confesó estar menos versado en cuestiones económicas que en asuntos de defensa y seguridad nacional, palabras que los demócratas le han recordado muy bien en esta época. La peor parte sería la culpa por asociación: muchos culpan a Bush de las dificultades económicas del momento y suponen que McCain mantendrá las mismas políticas.

Sea cual fuere la razón, esas actitudes subyacentes hacen que para McCain sea aún más urgente desviar el debate en los próximo cuatro meses. "Si la gente vota sobre la base de la economía, votará por los demócratas’’, dice Floyd Ciruli, encuestador no partidista de Colorado. "Para ganar los republicanos tienen que concentrar las elecciones en el tema de la seguridad nacional’’.

Cuando Charlie Black, importante asesor de McCain, expresó recientemente que un ataque terrorista contra Estados Unidos sería "una gran ventaja’’ para el senador por Arizona, la reacción fue pronta: McCain rechazó la opinión, Black se disculpó y los demócratas expresaron indignación.

Pero ¿y si tenía razón? No hay modo de saberlo, a no ser que ocurra un ataque. El lugar, los que lo perpetren y especialmente el momento serían elementos críticos para determinar las consecuencias políticas. Pero incluso la reacción a corto plazo, el posible resurgir del apoyo al presidente y su partido, es posible que no durara mucho.

"Lo cierto es que las cosas han cambiado’’ dice Mark Mellman, estratega del senador John Kerry, el nominado de los demócratas en el 2004. Mellman sugiere un trío de temas: la impopular guerra de Irak, la torpe reacción al huracán Katrina y la proyectada venta de las operaciones portuarias a Dubai, que se disolvió en una tormenta de controversia, han erosionado la credibilidad del Partido Republicano en materia de política exterior y antiterrorismo. Según Mellman, después de de un ataque, "la gente podría empezar a decir que le dijeron que lo que podían hacer bien era protegernos contra el terrorismo y han fracasado hasta en eso’’.

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