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Manuel Hernández Villeta

médicas

El dengue y la malaria, ataca tanto a sociedades desarrolladas como del tercer mundo. ...En República Dominicana el dengue sigue siendo un problema

 

Imagen:Malaria distribution (de).png

Un grupo de científicos cree que un virus que afecta a los chimpancés podría contener la clave para desarrollar la vacuna contra la malaria. Desde hace 20 años, los expertos han estado intentando hallar una vacuna contra la enfermedad que deja un saldo de un millón de personas muertas cada año.    Un equipo de la Universidad de Oxford está usando un virus que afecta a los chimpancés para provocar una respuesta inmunológica en las células donde se hospedan los parásitos responsables de causar la enfermedad.  Si los ensayos clínicos resultan exitosos, la vacuna podría estar disponible en un período de cinco años.  El equipo de especialistas está usando adenovirus de chimpancé, genéticamente modificados, con un gen de la malaria en un intento por matar los parásitos una vez que ingresan al cuerpo.

  Investigaciones previas mostraron que los adenovirus que causan problemas comunes como los resfriados y la gastroenteritis son particularmente efectivos al momento de desatar una respuesta inmunológica.   Los científicos de la Universidad de Oxford harán más ensayos clínicos para determinar la factibilidad de una vacuna.

 La especialista que dirige el estudio, la doctora Sarah Gilbert, dijo: "Los chimpancés tienen su propio grupo de adenovirus, el cual raras veces infecta a los humanos. Por eso, nosotros no tenemos una respuesta inmune contra ellos".

  "Por esta razón, nosotros hemos escogido ese virus para desarrollar la nueva vacuna", indicó Gilbert.  En todo el mundo  El grupo de la Universidad de Oxford es sólo uno de los tantos equipos de científicos en el mundo que llegan a la fase de ensayos de laboratorio con la esperanza de una vacuna en mente.

  La enfermedad ha demostrado ser un difícil y complejo desafío para la medicina mundial.     Pienso que estamos acercándonos a la vacuna y que hay más confianza ahora que hace diez año  La ausencia de progresos en el combate de la enfermedad ha limitado a los doctores a recomendar tratamientos con medicamentos y a la colocación de redes en las camas para mantener alejados a los mosquitos que portan el parásito de la malaria.

  Todo apunta a que la meta, que fue propuesta en 2000 de reducir a la mitad los casos de la enfermedad en diez años, no se cumplirá.  Sin embargo, los expertos consideran que se está llevando a cabo un paso importante.  Colin Sutherland, de la Escuela de Higiene y de Medicina Tropical de Londres, dijo que el estudio de la Universidad de Oxford es prometedor.

 "Pienso que estamos acercándonos a la vacuna y que hay más confianza ahora que hace diez años", dijo Sutherland.  "El problema es que es muy complejo y si lo conseguimos será uno de lo más importantes logros en lo que a vacunas se refiere", dijo el especialista.

Avances en la lucha contra el cáncer

Una célula cancerosa se adhiere a uno de los orificios del chip (Foto: H. Massachusetts)

SANTO DOMINGO NOTICIAS .- Desde el siglo XIX se sabe que algunas células cancerosas pueden 'escapar' del tumor sólido e ir a parar al torrente sanguíneo del paciente, donde apenas representan una proporción de una por cada mil millones de células. Localizarlas y saber identificarlas entre glóbulos rojos y blancos es fundamental para conocer la evolución de la enfermedad y predecir posibles recaídas; sin embargo, ésta no es tarea fácil.

 Un equipo de científicos del Hospital General de Massachusetts (EEUU) parece haberlo conseguido con un dispositivo aparentemente sencillo y más eficaz que los intentos que se habían llevado a cabo hasta ahora. Sus conclusiones, que esta semana se publican en la revista 'Nature' indican que un análisis de sangre bastaría para aislar y analizar con gran precisión estas células tumorales circulantes.

Para lograrlo, el equipo dirigido por Mehmet Toner, director del centro de cáncer de este hospital, ha empleado un microchip de silicona del tamaño de una tarjeta de visita. Su superficie está formada por unos 79.000 orificios recubiertos con un anticuerpo capaz de atraer una proteína que expresan la mayor parte de los tumores sólidos. Sobre ella se hizo fluir la sangre en unas condiciones muy controladas para no dañar o contaminar estas frágiles células, un problema con el que ya se habían encontrado algunas iniciativas previas.

Debido a la escasa proporción de estas células malignas en el torrente sanguíneo, hasta ahora había sido imposible analizar una cantidad de sangre suficiente como para dar con ellas de manera fiable. Este nuevo sistema solventa este problema porque sus chips son capaces de analizar la muestra a gran velocidad, pero con la eficacia suficiente para que las células tumorales circulantes se queden 'pegadas' a la proteína al pasar por el dispositivo. Así ocurrió en el caso de los 68 pacientes con cáncer avanzado de pulmón, próstata, mama, páncreas y colon que suministraron una muestra de sangre para confirmar la validez del dispositivo. En total, de los 116 análisis que se realizaron con este material, el chip identificó células circulantes en 115 casos; mientras que, al contrario, cuando se examinó sangre de voluntarios sanos, el test no identificó ninguna de estas unidades tumorales.

Asimismo, este 'laboratorio en un chip' (lab-on-a-chip, como se denomina en inglés) demostró que el nivel de células malignas que se hallaron en el torrente sanguíneo oscilaba en función del tamaño de tumor y su respuesta a los tratamientos, lo que podría emplearse en un futuro como indicio de si la terapia antitumoral seleccionada está funcionando o si es necesario elegir nuevos fármacos.

"El uso de nanofluidos para detectar estas raras células es revolucionario", confiesa Toner, "aunque queda mucho trabajo por hacer, nuestro estudio abre la posibilidad a un seguimiento rápido y no invasivo del paciente". Eso sí, advierten de que aún falta tiempo para que el dispositivo esté plenamente operativo en la práctica clínica diaria. De momento, la agencia estadounidense del medicamento (FDA) ya ha autorizado uno similar (CellSearch) para el seguimiento de pacientes con cáncer de mama. Según este sistema, descubrir más de cinco de estas células en 7,5 mililitros de sangre significa que la mujer tiene un elevado riesgo de recaer.

Cautelas

Otra posible aplicación de este dispositivo es la detección precoz del cáncer en personas sanas, que no presentan aún ningún síntoma clínico de padecer la enfermedad, o bien la identificación a tiempo de posibles recaídas en pacientes que ya se han recuperado de un tumor. Aunque como advierte en un comentario en la misma revista Jonathan Uhr, de la Universidad de Texas (EEUU), habrá que ser cauto con esto.

De hecho, aclara este especialista, sólo una pequeña proporción de estas células tiene la capacidad de iniciar metástasis en otros órganos del cuerpo, y muchas de ellas inician un programa de suicidio controlado una vez que alcanzan el torrente sanguíneo. "Habrá que reducir al mínimo los resultados falsamente positivos", apunta en este sentido, "especialmente cuándo únicamente se aíslen unas pocas de estas células". Tal vez, sugiere, la clave para ello estará en un análisis minucioso de las proteínas de su superficie, de manera que pueda saberse su grado de malignidad, e incluso en qué órgano han podido tener su origen.

O como apunta el especialista español Carlos Cordón-Cardó, profesor del departamento de Patología de la Universidad de Columbia (EEUU): "No sólo es importante que se haya logrado aislarlas, sino que esta plataforma permite analizarlas para comprender su significado; si se trata de células muertas que simplemente se han desprendido del tumor o si realmente tienen potencial maligno para anidar en otras partes del organismo".

En este sentido, Félix Bonilla, del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, destaca sobre todo el logro técnico que supone este trabajo, con un porcentaje de fiabilidad que no se había logrado nunca antes. "Es un hecho que los pacientes con células circulantes, aunque no tengan metástasis, tienen una peor supervivencia", explica este especialista, "y aunque podemos suponer que son precursoras de las metástasis, de momento no hemos logrado documentar esta secuencia para tener evidencias completas".