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Manuel Hernández Villeta

Los norteamericanos podrían permitir que se venda en el mercado la carne de animales clonados. La etica se va desluciendo, y no se sabe donde pararemos

Siete cabras clonadas en el Parque de Animales de Shanghai. (Foto: Reuters)

Siete cabras clonadas en el Parque de Animales de Shanghai. (Foto: Reuters

Llegó la etapa de clonación. Comenzamos el circo con animales, y no está lejos que se llegue con humanos. Ahora la carne de animales clonados puede llegar a la mesa de los más holgados de bolsillo. Si el mundo vive en hambruna esa, pensarán unos, podría ser la solución. Pero no, lo malo es esa distribución  irregular de riquezas, y ese dolor de cabeza de los pobres del mundo, desamparados de la fortuna y de la viuda. Convertir en mercancía de libre cambio la clonación, significa perder el control de su futuro. Estamos caminando al filo de la navaja. La ciencia puede ser peligrosa en manos de ambiciosos o buscadores de dólares. Pero para nosotros, en el tercer mundo, podría ser una salvación que se produzca más elementos. Pero nuestro problema no es de más carne, sino de recursos para comprarla.
WASHINGTON.- Unos días después de que las autoridades europeas diesen el primer empujón a los alimentos obtenidos de animales clonados, su homólogo estadounidense ha hecho lo propio. Un informe de la FDA (la agencia que regula los alimentos y fármacos en ese país) dice que la carne y la leche obtenidas de animales clonados es, en su mayoría, segura para comer. 

'The Washington Post' ha conseguido una copia del esperado informe de casi mil páginas (denominado 'evaluación final del riesgo'), antes de que lo presentase la agencia. No obstante, horas después la propia FDA ha publicado un comunicado en el que muestra sus conclusiones sobre el tema y que coinciden con las que adelantaba el diario. 

Los expertos de la FDA midieron las vitaminas A, C, B1, B2, B6 y B12, así como niacina, ácido pantoténico, calcio, hierro, fósforo, zinc, ácidos grasos, colesterol, grasa, proteínas, aminoácidos y lactosa en la carne y leche de 600 animales clonados, incluyendo vacas y cerdos. Todos los niveles parecían normales. 

La agencia tampoco ha encontrado efectos en la salud de animales alimentados con carne y leche de animales clonados durante más de tres meses. "La comida procedente de clones de vacas, cerdos y cabras es tan segura para comer como la obtenida de sus colegas concebidos de modo más convencional", reza el informe. 

Sólo vale la ciencia

El análisis concluye que no hay suficiente información para regular sobre la seguridad de la comida obtenida de ovejas clonadas. 

Según adelantaba el diario, los expertos de la agencia concluyen también que los terneros recién nacidos a menudo no son sanos, probablemente a causa de alteraciones genéticas. A menudo son extremadamente gordos y presentan problemas respiratorios, gastronintestinales y en sistema inmune. Sin embargo, en su comunicado la FDA no hace referencia a estos datos. 

Parece además que estos problemas van desapareciendo en las primeras semanas y meses de vida del animal (los clones enfermos, mientras, no pasarán los controles alimentarios, como cualquier animal 'normal'). Por el contrario, los cerdos y cabras clonados son en su mayoría sanos desde el principio. 

"Las preocupaciones morales, religiosas y éticas... han surgido", dice un comentario que acompaña al informe, según el diario estadounidense. Pero la agencia ha decidido fiarse sólo de la ciencia. 

Varias compañías y laboratorios académicos han clonado animales de granja, aunque pocos expertos predicen que multitud de animales clonados lleguen a proporcionar en un futuro carne y leche comercial, fundamentalmente por el coste del procedimiento. 

El objetivo es clonar animales 'de primera' y entonces hacer que críen a la manera convencional para crear manadas. 

Según Joseph Mendelson, director legal del Centro de Seguridad Alimentaria, un grupo que pidió a la FDA que restringiese la venta de comida obtenida de clones, su grupo está planteándose tomar medidas legales. 

"Una de las cosas sorprendentes sobre el tema es que en un momento en el que tenemos una crisis fácilmente reconocible en nuestro sistema de seguridad alimentaria, la FDA esté malgastando sus recursos, energías y capital político en emitir una evaluación de seguridad sobre algo que nadie, salvo unas cuantas compañías, quiere", ha declarado a 'The Washington Post'. 

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