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Manuel Hernández Villeta

Los esteroides fue un mal impulsado por jugadores y dueños de equipos, pero a la hora de aplicar sanciones, solo se cortan cabezas de los sustituibles...Echarle gasolina al fuego...Tres bolas, dos strikes, bases llenas, dos aou,--

 

 

Los deportes profesionales en los Estados Unidos y Europa tratan ahora de protegerse, contra el fantasma que ellos convirtieron en realidad.  Las sustancias para aumentar el rendimiento fueron parte de una visión del deporte, del super-atleta, del hombre por encima de la multitud, al que todos ovacionaron.  Los estadios de béisbol se llenan por el jonrón, el gran espectáculo deportivo, pero no se puede pensar que a ese super atleta se le impusieron presiones, para que bateara, fildeara y corriera más allá de las posibilidades físicas, sin que estuviera de por medio la mano de los dueños del negocio. 

Ahora el rey del espectáculo no es el fanático que abarrota los estadios, sino la televisión. La caja chica no quiere drogas, quiere atletas limpios, que sean modelos de colores y de una pulcritud que no se compadece con el calor de los dogauts- 

Caerán grandes reyes del espectáculo, la moralidad impuesta a la carrera ante el desborde debe comenzar a cortar cabeza por arriba de los hombros. Vamos a ver donde para esta cacería de brujas. 

Mientras,  el representante de Roger Clemens emitió una declaración por escrito de 18,000 palabras para refutar la idea de que las sustancias para aumentar el rendimiento hayan influido en la actuación del lanzador con el paso del tiempo.

"La longevidad de Clemens se debió a su habilidad de ajustar su estilo en la lomita con el paso de los años, incorporando su muy efectiva recta de los dedos separados para contrarrestar la disminución en la velocidad de su recta", dijo el informe, creado por Mark Hendricks y dos abogados en su bufete.

El ex entrenador fisico de Clemens, Brian McNamee, dijo el mes pasado en el Informe Mitchell que le inyectó esteroides y la hormona de crecimiento humano (HCH) al lanzador por lo menos 16 veces entre 1998 y el 2001. Clemens niega tajantemente las acusaciones, y el lanzador y McNamee son cinco testigos programados para comparecer ante un comité de la Cámara de Representantes el próximo 13 de febrero.

El informe de Hendricks, que incluye 38 gráficas, de alguna forma se parece a un caso de arbitraje salarial. Una de las gráficas indica que la efectividad de Clemens estuvo mejor que el promedio en 21 de sus 23 temporadas en las mayores. El informe también compara las variaciones en la carrera de Clemens con las de Randy Johnson, Curt Schilling y Nolan Ryan, y sostiene que las malas rachas muchas veces son resultado de las lesiones.

"De los seis años en que el promedio de efectividad de Clemens estuvo más por encima del promedio de la liga, dos fueron en Boston, cuando tenía ya varias temporadas en Grandes Ligas; dos fueron en Toronto; y dos ocurrieron después de que cambiara de liga para lanzar con Houston", siguió el informe.

Clemens tuvo 40-39 en sus últimas cuatro temporadas con los Medias Rojas, y cuando el derecho dejó el equipo de Boston, el gerente general del conjunto en ese momento, Dan Duquette, dijo que Clemens estaba en los últimos años de su carrera. Clemens tuvo 192-111 con los Medias Rojas y ganó tres Cy Young, y luego tuvo 162-73 con los Azulejos, los Yankees y los Astros, ganando cuatro Cy Young más.

"Clemens estaba lejos de estar 'acabado' en 1996, como han especulado algunos", dijo el informe. "Durante la temporada de 1996, Clemens lideró la Americana en ponches y empató su propio récord al ponchar a 20 en Detroit el 18 de septiembre de dicho año. 

 Además, estuvo sexto en efectividad en la liga, segundo en hits permitidos por cada nueve innings, y quinto en entradas lanzadas. Esta actuación no puede calificarse de un lanzador cerca de estar acabado."  

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