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Manuel Hernández Villeta

Países (151) integrantes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) buscarán llegar a un acuerdo en abril que satisfaga a todos en la liberalización del intercambio de productos agrícolas y de servicios

 

AP

Unos 20 ministros de Comercio reunidos en Davos, Suiza, acordaron efectuar en abril un encuentro ministerial en Ginebra, convencidos de que es impostergable este año alcanzar un acuerdo en las negociaciones de la Ronda de Doha. Ahora o nunca, aseguró en rueda de prensa la titular suiza de Economía, Doris Leuthard, anfitriona de la cita informal entre ese grupo de ministros, en el marco del evento anual del Foro Económico Mundial, que habitualmente tiene a Davos como sede.

Leuthard dijo que los 151 países integrantes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) buscarán llegar a un acuerdo en abril que satisfaga a todos en la liberalización del intercambio de productos agrícolas y de servicios.

El encuentro de Ginebra en abril tiene el propósito de finalizar las negociaciones sobre esos dos aspectos clave de la Ronda, los cuales, según Pascal Lamy, líder de la OMC, tienen bastante adelantadas las discusiones.

Si bien en el almuerzo tanto la ministra suiza como el canciller brasileño, Celso Amorim, expresaron confianza en que la Ronda concluya este año, no es menos cierto que ese compromiso verbal ha sido enarbolado en más de una ocasión sin un resultado concreto.

Ha habido muchas promesas en ese sentido en las diversas fases de las negociaciones, incluidas varias conferencias ministeriales posteriores a la cita de Doha, de 2001, que terminaron sin acuerdo.

Amorim considera que un final feliz de ese ciclo es el mejor antídoto contra el sombrío sesgo a que se ve abocada la economía estadounidense y la global, amenazadas ambas de una desaceleración.

Por ello, subrayó, más que una oportunidad, la conclusión de las conversaciones multilaterales se ha convertido en una necesidad, sostuvo.

Las diferencias ya no son tan grandes en términos de cifras, estas a veces son mayores en términos políticos que económicos, aseveró Amorim, en clara referencia a las magnitudes de reducción de los subsidios otorgados por las naciones ricas a sus producciones y exportaciones agrícolas.

Como es conocido, estas subvenciones ascendentes a más de 300 mil millones de dólares al año, además de distorsionar el comercio, golpean a los países del sur, entre ellos Brasil, para los cuales los productos básicos agrícolas son fuentes de ingresos vitales.

En realidad, el tema agrícola ha sido el nudo gordiano que ha mantenido, en opinión de expertos, secuestrada la Ronda últimamente, al impedir el avance hacia otros también de interés para ambas partes.

Es así que el organismo rector del comercio internacional tiene como principal reto en 2008 lograr la conclusión exitosa del proceso negociador, prolongado por más de tres años por las encontradas posiciones entre el Norte y el Sur, en esos temas vitales.

El propio Lamy declaró esta semana en China que 2008 será crucial para el éxito de estas pláticas, las que como se acordó en Qatar deben favorecer principalmente a los países del Tercer Mundo, los más necesitados, de ahí que la Ronda de Doha también es llamada del Desarrollo.

Además, las naciones industrializadas demandan de las del Sur abrir sus mercados, pero estas consideran que en las condiciones actuales se beneficiarían en mayor medida los países ricos, y por ello piden una modificación de las reglas del juego, para que realmente el comercio internacional favorezca a todos.

Aunque se reconoció que las negociaciones cobraron un impulso a finales de 2007, persisten aún desacuerdos en cuando al monto de rebaja de las subvenciones agrícolas, el volumen de las reducciones arancelarias, y sobre el trato especial y diferenciado que deben recibir las naciones subdesarrolladas.

Lamy, quien lamentó que las negociaciones se hayan prolongado, aseguró que prevalece entre los integrantes de la agrupación en ánimo de concluir las negociaciones en 2008.

El líder de la OMC dijo que ello es factible y sostuvo que existen las condiciones políticas y técnicas para hacerlo posible.

Sin embargo, no todo es optimismo, pues con frecuencia las elecciones presidenciales estadounidenses, e incluso los problemas económicos actuales, son vistos como dificultades objetivas que obstaculizan la concentración de la primera potencia comercial en finalizar la Ronda.

Lo que está en juego no es una Ronda más de negociaciones, sino sobre todo el sistema de comercio mundial, las relaciones Norte-Sur.

Las naciones pobres consideran injusto y obsoleto ese orden, que debe responder a nuevas bases, en la que la solidaridad esté presente

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