El retorno del hombre del latigo...Indiana Jones...Seguimiento al Festival de Cannes
![De izqa. a dcha, Cate Blanchett, Harrison Ford, Steven Spielberg, Karen Allen y George Lucas. (Foto: AFP) De izqa. a dcha, Cate Blanchett, Harrison Ford, Steven Spielberg, Karen Allen y George Lucas. (Foto: AFP)](https://villeta.blogia.com/upload/externo-ba84d889fb5c39f86024fb5df48b0133.jpg)
![Poster promocional del festival de Cannes, 2008](https://villeta.blogia.com/upload/externo-402c20e66800750a6eab9bbe15bee488.jpg)
Harrison Ford y su novia, Calista Flockhart
Para compensarnos de que Indiana haya quedado huérfano de su inolvidable progenitor, ahora le han hecho descubrir a un hijo veinteañero, motorizado y rockero. También que retorne su antiguo amor Marion Ravenwood, aquella atractiva, imprevista y tenaz señora con la que casi siempre estaba de bronca y que le podía tumbar trasegando copas. Estamos en 1957, en plena guerra fría. Resulta que a Stalin, como a Hitler, también le van cantidad los rollos sobrenaturales y que hay un cráneo maya rodando por ahí y cuya posesión otorgaría el poder definitivo sobre todos los seres humanos. Por estas razones envía a su científica y asesina más dotada a apropiarse del gran misterio. Ya hay motivo para que su rival Indiana Jones nos haga creer en lo increíble a través del desierto de Estados Unidos, la misteriosa Cuzco y la exuberante Amazonia.
El espectáculo no decae. El sentido del humor y de la parodia tampoco. Las persecuciones son la bomba, los gags funcionan. A Spielberg se le nota tan contento con su criatura que al final se permite autohomenajearse integrando en la acción sus obsesiones favoritas. O sea, que hay vida fuera de este mundo, como nos demostraron el entrañable ET y los que accedieron a los encuentros en la tercera fase. Todo vale si la dicha es buena, que diría mi amada madre. Y aquí el divertimento está magistralmente logrado. Imagino que esta película va a arrasar. En la gran pantalla, en el espacio natural para sus características. Se lo merece.
En Gomorra, adaptación de un libro de Roberto Saviano que me recomiendan fervientemente, aparecen las barriadas periféricas de Nápoles y provocan escalofríos. El director Mateo Garrone retrata una ancestral forma de vida presidida por el poder absoluto de la Camorra, el auténtico sistema, el Estado que gobierna o desgobierna esa ciudad caótica. Cuenta con realismo y veracidad alarmantes la imposibilidad de escapar de ese imperio maléfico, de víctimas y verdugos intercambiables, del control que ejerce la Camorra en todos los aspectos de la existencia. Sus trapicheos con los residuos nucleares y la construcción, la confección de ropa de marca y los alquileres, el narcotráfico y la protección pagada. El único protagonismo lo ejercen la violencia, el dominio, la complicidad y el dinero. Y el falaz e impresentable Berlusconi contando que el problema de Italia son los gitanos. Es de risa, o de asco, o de llanto.
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