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Manuel Hernández Villeta

Todavía no se descarta que haya vida en Marte

JoJo Aguilar, un integrante del equipo de exploración en Marte, limpia un modelo de escala completa de la nave Phoenix el jueves 22 de mayo del 2008, en Laboratorio de Propulsión de Cohetes de la NASA en Pasadena, California. Se espera que la nave descienda en Marte el domingo 25 de mayo. Ric Francis / Foto AP  La superficie de la región polar norte de Marte tomada por la sonda Phoenix Mars Lander de la NASA el domingo 25 de mayo del 2008 en una fotografía proporcionada por la NASA. NASA / Foto AP

En medio de una orgía de noticias marcianas, con la ’Phoenix’ recién aterrizada y a punto de comenzar sus indagaciones, la revista ’Science’ ha publicado un pequeño varapalo contra la posibilidad de que haya vida en el planeta rojo. Los científicos han comprobado que los mares que hubo en varios de los lugares mejor conocidos de Marte eran demasiado salados para albergar organismos. Al menos, claro está, que éstos fuesen muy distintos a los que conocemos en la Tierra.

 Las últimas misiones a Marte han identificado minerales y rocas que sólo pudieron formarse en presencia de abundante agua, lo que demuestra que el planeta fue durante algunos periodos lo suficientemente cálido y húmedo como para albergar vida.

 El problema es que la salinidad del agua, según indica el último estudio, era mucho mayor a la que se da en la Tierra de forma natural.

 

En nuestro planeta hay microorganismos, llamados extremófilos, que logran sobrevivir en condiciones hostiles, pero antes tuvieron que evolucionar a partir de otras formas de vida que brotaron en un entorno más adecuado.

 

Por lo tanto, y si hemos de guiarnos por lo que conocemos de la Tierra, puede que Marte nunca ofreciera tales condiciones. En palabras de los autores del estudio, quizás Marte nunca se pareció a la Tierra.

 

El mismo efecto que sirvió a nuestros antepasados para conservar los alimentos en sal, evitando así que los infectaran las bacterias, habría impedido que surgieran microbios en el pasado supestamente habitable del planeta rojo.

 

"Con la salinidad creciente, la actividad biológica decrece en gran medida", señalan en su artículo el biólogo Nicholas Tosca, de la Universidad de Harvard, y su equipo, que han utilizado datos de los instrumentos del robot explorador ’Opportunity’ y la sonda estadounidense ’Mars Reconnaissance Orbiter’.

 

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