Blogia
Manuel Hernández Villeta

Los Tigres de Detroit todavía tienen que demostrar calidad, para entrar en la ruta del retorno

Los Tigres de Detroit todavía tienen que demostrar calidad, para entrar en la ruta del retorno

The Oakland Athletics’ Donnie Murphy slides safely into third base, advancing on a flyball, while the Florida Marlins’ Wes Helms waits for the throw in the third inning of an interleague baseball game, Sunday, June 22, 2008 in Oakland, Calif. DINO VOURNAS / AP  

Bien feroces lucían los Tigres de Detroit sobre el papel con miras a la temporada del 2008, debido a la combinación de una feroz ofensiva con un pitcheo solvente, más las adquisiciones del poderoso artillero venezolano Miguel Cabrera y el rendidor serpentinero zurdo Dontrelle Willis en un canje con los Marlins de la Florida llevado a efecto el pasado 5 de diciembre.

Pero los campeonatos no se ganan en el papel y estos poderosos felinos de Jim Leyland comprendieron bien temprano que la senda hacia el éxito puede estar a veces más revestida de espinas que de rosas.

 

Las lesiones de los relevistas Joel Zumaya y el meteoro dominicano Fernando Rodney, dos hombres clave en el bullpen de Leyland, más la baja del jardinero central titular Curtis Granderson, fueron la clarinada de que le esperaba una cuesta arriba a los Tigres. Para colmo de males, la novena de la Ciudad Automotriz perdió sus primeros seis juegos en casa.

 

No se ha visto nunca, empero, un equipo de Leyland que baje la cabeza o se esconda en una cueva para echarse a llorar. Y los Tigres del 2008 no iban a ser la excepción.

 

Encabezados por los venezolanos Magglio Ordóñez, campeón de bateo de la Liga Americana en el 2007 y Carlos Guillén, uno de esos jugadores moldeados a la antigua que está dispuesto a salir hasta de cargabates si eso es necesario para ganar, y el rendidor dominicano Plácido Polanco, los felinos ya comenzaron a mostrar sus garras en la División Central de la Liga Americana.

 

En el pitcheo, Willis no se ha reencontrado aún con la fórmula exitosa, pero los Tigres se sacaron la lotería con el novato venezolano Armando Galarraga (7-2, 3.03 de efectividad), mientras Todd Jones ha sido un modelo de consistencia al apuntarse una racha de 19 juegos salvados que comenzó en el 2007.

 

De paso, Rodney y Zumaya acaban de salir de la lista de los inhabilitados, Granderson reapareció con .303 en un lapso de 10 encuentros y el jardinero izquierdo Marcus Thames conectó jonrones en cinco partidos seguidos. ¡Que empiece a temblar la Liga Americana! Estos Tigres si van en serio.

 

"Eso [la mala arrancada] está en el pasado", proclamó Ordóñez, quien hilvanó en el 2007 una de las temporadas más fabulosas de la rica historia de los Tigres al batear para .363, con 54 dobletes, 216 imparables y 139 carreras impulsadas. "No hay excusas. No bateamos lo que se esperaba. Aquí [para ganar] no hay ninguna clave. Hay que jugar bien a la pelota, pitchear y batear. Si hacemos eso [todo el año] va a ser muy difícil que nos ganen".

 

Ese entusiasmo de Ordóñez, quien promedió .313, con 12 dobletes, ocho jonrones y 35 carreras impulsadas en un lapso reciente de apenas 52 partidos, es compartido por su paisano Guillén, quien pese a ser una estrella que brilla con luz propia no le ha importado satisfacer las necesidades de Leyland al rotar de una posición a otra. Comenzó en la inicial, se mudó a la esquina caliente, llevó su guante versátil hasta el bosque izquierdo cuando hizo falta y también ha sido usado como bateador designado.

 

"Disfruto de este juego y salgo al terreno donde me pongan", declaró Guillén, quien fuera un paracorto de altos quilates y que en sus cuatro primeras temporadas con Detroit promedió .313 y sumó 307 impulsadas, pese a lesiones que lo limitaron a 87 encuentros en el 2005. "Gracias a Dios, tengo la habilidad para defender varias posiciones".

 

El artillero ambidextro, que debutó profesionalmente con la organización de los Astros de Houston en 1993, está convencido de que los Tigres subirán como la espuma en su División.

 

"La temporada es larga, pero hay que conservar la confianza y mantenernos saludables", apuntó Guillén". Por mi parte, me propongo siempre embasarme lo más que pueda y no regalar turnos al bate".

 

Si de buena ofensiva se trata, Polanco puede escribir un libro. En sus tres primeros años con los Tigres bateó para .323 y redondeó en el 2007 el tercer mejor promedio del Joven Circuito, con un jugoso .341 apenas superado por los .363 de Ordoñez y los .351 del japonés Ichiro Suzuki, de los Marineros de Seattle. Para muestra un botón: pegó de 4-4, con tres carreras anotadas y dos impulsadas, en un triunfo reciente de los Tigres en San Francisco.

 

"Hemos comenzado a jugar bien y eso es lo más importante", enfatizó Polanco, quien debutó en las Grandes Ligas en 1998 con los Cardenales de San Luis. "En nuestra División, todos los equipos son bien fuertes. Hay que jugar pelota inteligente y tener buena salud para ganar".

 

Polanco sabe de sobra que la salud vale oro, ya que estuvo en la lista de los inhabilitados por diversas razones en cuatro de las últimas cinco temporadas. Cuando si pudo alinear a diario, metió numeritos de fuego en el 2007, al implantar topes personales en hits (200) y carreras anotadas (105), entre otros renglones. También se ganó el Guante de Oro por su defensa impecable del segundo saco.

 

Rodney, relevista de la tierra del merengue quien fuera enorme para el avance de los Tigres a la Serie Mundial en el 2006, también está bien contento de recuperar la bendición de la buena salud.

 

"Al principio estuve bien preocupado, porque no sabía lo que tenía", reconoció Rodney. "Ahora estoy recuperado [de la tendinitis en el hombro derecho] y me siento bien confortable. Me propongo ayudar en todo lo posible a este equipo para que podamos ir de nuevo a los playoffs".

 

Entretanto, para Cabrera, quien hizo trizas de la Liga Nacional al promediar .313 y sumar 138 jonrones y 523 impulsadas en cuatro temporadas y media con los Marlins, los dos primeros meses fueron todo un reto profesional, ya que tuvo que adaptarse tanto al pitcheo del Joven Circuito como a una nueva posición, la primera base, movimiento hecho cuando la campaña tenía tres semanas de iniciada.

 

"Ha sido una nueva experiencia para mí", dijo Cabrera, quien en cada una de sus primeras cuatro campañas completas ha impulsado 112 carreras o más. "Necesito trabajar en algunas pequeñas cosas, pero me siento bien allí [en la inicial]. Cada día voy aprendiendo más".

 

La productividad de Cabrera se refleja en el hecho de que aunque su promedio no está aún en los .300, sus 43 impulsadas en los primeros 75 partidos figuraban a cinco del líder felino Ordóñez (48) en ese lapso.

 

Uno de los hombres que ha ayudado a Cabrera en su nuevo reto es uno que sabe mucho de fildeo. Se trata del dominicano Rafael Belliard, quien en 17 temporadas con los Piratas de Pittsburgh y los Bravos de Atlanta fue considerado todo un artista de la defensiva en la exigente posición del shortstop.

 

"Un pelotero necesita de cierto tiempo para adaptarse a una nueva posición", explicó Belliard, coach de cuadro de los Tigres desde octubre del 2005. "Lo más difícil es el trabajo que necesita hacer un inicialista con el movimiento de sus pies, así como la forma de colocarse a la defensiva, pero él se ha esforzado bastante y lo ayuda también el hecho de que tiene buenas manos".

 

Al hablar de los Tigres en general, Belliard admitió que sí se preocupó mucho por la discreta arrancada, pero afirmó que el progreso reciente ha sido contundente.

 

"Nos hicieron falta bastante Rodney y Zumaya, porque en su ausencia se le encomendó ese trabajo [en el bullpen] a lanzadores que no tenían experiencia y eso ya era pedir demasiado", analizó Belliard. "Pero ya hemos comenzado a jugar mejor. Lo noto hasta en los encuentros que perdemos".

 

Ganar series, una tras otra, es vital para escalar posiciones. Los Tigres fueron barridos en Oakland por los inspirados Atléticos a principios de junio, pero luego igualaron 2-2 en cuatro partidos ante los Indios de Cleveland, y barrieron 3-0 tanto a los líderes Medias Blancas de Chicago como a los Dodgers de Los Angeles, antes de ganarle 2-1 las recientes ternas tanto a los Gigantes de San Francisco en la Bahía como a los Padres en San Diego.

 

No obstante, Leyland no va a celebrar de antemano. Ganar 12 de 16 encuentros puede ser bastante para algunos, pero el famoso piloto que lleva 44 años en diversas funciones de la pelota organizada y que ha sido Manager del Año tanto en la Liga Nacional (2 veces) como en la Americana, conceptúa cada éxito como "pasitos de bebé" y no se conformará hasta que su elenco concluya en la cima. ¡Y que nadie venga a decirle que su equipo no sudaba la camiseta a comienzos de la temporada!

 

"Nuestro equipo siempre se esfuerza", aseguró Leyland. "No jugábamos bien, pero eso no quiere decir que nuestros peloteros no daban lo máximo. De hecho, yo no creo que haya ningún equipo en las Grandes Ligas que juegue a medias. Lo que pasa es que se nota más [el esfuerzo] cuando tú estás ganando. Eso es así de simple.

 

"Somos chicos grandes y sabemos que nos metimos en un hoyo [al principio de la temporada], cuando las expectativas eran grandes", analizó Leyland. "Estamos jugando mejor, pero queremos regresar al punto en el que podamos darle el valor de su dinero a una fanaticada que nos ha apoyado muchísimo".

 

0 comentarios