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Manuel Hernández Villeta

Nicolas Sarkozy aumenta su popularidad, con su colaboración para lograr la libertad de Ingrid Betancourt

Sarkozy abraza a Betancourt tras llegar a París desde Bogotá. Junto a ellos está la mujer del primero, Carla Bruni. (Foto:AFP)Former hostage Ingrid Betancourt is kissed by French President Nicolas Sarkozy, left, as she arrives at Villacoublay air base, outside Paris, Friday July 4, 2008. The dual French-Colombian citizen was freed Wednesday in a daring military rescue operation that also liberated three U.S. military contractors and 11 others held captive by Colombian rebels. (AP Photo/Michel Spingler)  

Sarkozy abraza a Betancourt tras llegar a París desde Bogotá. Junto a ellos está la mujer del primero, Carla Bruni.

PARÍS.- Ingrid Betancourt, y Nicolas Sarkozy no se conocían personalmente, aunque se han abrazado como si fueran hermanos. Les costaba trabajo soltarse. Bromeaban a la sombra del avión. Y Carla Bruni, en segundo plano, asistía a la escena como una madrina benefactora.

 

"Antes lloraba de dolor, ahora lloro de alegría", declaraba Ingrid Betancourt en francés académico, impecable. Sus hijos le correspondían con lágrimas, aunque guardaron silencio mientras la heroína franco-colombiana desentrañaba su monólogo a la vera de Sarkozy.

 

Un monólogo de agradecimiento. Un monólogo de sabiduría política y de audacia diplomática. Especialmente porque Betancourt agradecía en el aeropuerto de Villacoublay las presiones que ejerció el Elíseo para evitar que Colombia se rindiera a la tentación de un rescate militar traumático.

 

En su lugar, Ingrid destacó el acierto de "una operación perfecta, de inteligencia, sin un solo disparo". Desmintiendo, de paso, otras teorías extravagantes en circulación. La prensa suiza menciona que la liberación de los rehenes se produjo previo pago de 20 millones de dólares, mientras que algunos medios israelíes aluden a una mediación del ubicuo Mosad.

 

"Le debo la vida a Francia", reconocía Betancourt. "Si Francia no hubiera luchado por mí no estaría haciendo este viaje extraordinario. Vuelvo a mi casa. Esta también es mi casa", decía Ingrid musitando en el micrófono.

 

La emoción del regreso a Francia no alteró la rigidez del protocolo. Quiere decirse que el jefe del Estado esperó a los pies de la escalerilla hasta que Betancourt descendió sola, como una presidente. Vestía de un ’tailleur’ oscuro, aunque la trenza le concedía un aspecto indígena de ultramar.

 

Sólo habían transcurrido 48 horas desde la liberación. Muy poco tiempo considerando las dimensiones del cautiverio y teniendo en cuenta el agotamiento emocional. Es verdad que los médicos del Elíseo han encontrado a Betancourt en un estado de salud razonable, pero van a someterla este sábado a un chequeo exhaustivo en el hospital parisino de Val-de-Grace y van a "imponerle" un periodo de descanso.

 

Mientras tanto, la líder franco-colombiana persevera en una nueva e intensísima relación con el presidente Sarkozy. Anda por los suelos la popularidad del jefe del Estado, aunque la liberación de la compatriota puede ayudarle a remontar la crisis de credibilidad.

 

1 comentario

Johnny -

Primeramente deseo felicitarle por su trabajo profesional, y tambien por su genial idea de dar la oportunidad de opinar a sus lectores.

Por otro lado, la inquietud muestra se basa, en que a mi humilde entender, los políticos me convencerán de que se preocupan por el pueblo, cuando hagan dos proyectos de ley, el 1ro, que elimine esa otra ley mal fundada y de mala fé,que les permite a ellos, los politicos, que el Estado cubra con los fondos publicos las campañas politicas partidarias y personales, que deben cubrir ellos con su dinero. Y la 2da. ley es, que ese dinero del Estado que derrochan los politicos en esas campañas partidarias, lo utilicen para crear un fondo de pensiones dignas para personas ancianas, que hoy dia debe de ser no menos de RD$20,000.00 al mes como está el costo de la vida.