Comentario Nacional de Manuel Hernández Villeta....Arranquemos que es una senda sin fin la que tenemos por delante

 

 

Comencemos a caminar, que es una senda sin fin la que tenemos por delante


Los jueces de la Junta Central Electoral tienen el reloj atrasado.


Hace más de dos años se está en campaña política a diario, y es ahora, producto de sus debilidades, que proclaman un inicio formal de campaña, que huele a farsa.


La posición básica de la JCE debe ser preparar y luego garantizar unas elecciones libres y democráticas.


Es el vigilante por excelencia de un torneo donde se va a luchar por el poder, pero no por los cambios.


Los dominicanos creen en esa democracia participativa, y por ello, se tiene que garantizar que cada persona pueda votar el 16 de mayo.


Ese dìa, en verdad, todos los dominicanos son iguales.


Su voto vale igual para un rico, que para un hombre pobre.


Pero la miseria cobra su precio y hay votos que se venden, y conciencia que se doblan.


Dentro del marco del sistema, la obligatoriedad de los jueces electorales es garantizar un proceso sin trabas, y que gane el que tenga más simpatías.


Otros tendrán que legislar sobre los programas de gobierno.


De hecho, todos los candidatos, todos los partidos, presentan bien claras sus intenciones.


Hasta de la inercia de no tener programas de gobierno, hay una lisa prioritaria de discusión.


De hecho no tener un programa de gobierno, es presentar una opción al pueblo.


El sistema no está hecho para discutir programas, ni para fijar parámetros, sino para administrar lo existente.


Cada cuatro años no se plantea un cambio de sistema, sino de gobierno. Ahora estamos ante las puertas de unas nuevas elecciones.


Hay que llenar las líneas que están en blanco, y continuar con el programa de desarrollo nacional.


Aquí lo prioritario es la comida, la educación y la salud.


Con esos tres ingredientes de seguro llegarán los otros, la justicia, el pleno empleo y la seguridad social.


La ola de violencia que sufre nuestra sociedad, es fruto del gran desconcierto social y de la falta de oportunidades que tiene una mayoría irredenta.


No es hora de cambios sociales, por lo que nos podemos conformar, sin ser conformistas, con la comida, la educación y la salud.


Comencemos a caminar, a ver si podemos llegar a la paz y el progreso.