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Manuel Hernández Villeta

Comentario Internacional de Manuel Hernández Villeta.......Es hora de cambios, para que no ocurran los cambios.

 

Clinton, exultante, proclama su victoria en Manchester. (Foto: REUTERS)

Como decía uno de los personajes del Gatopardo, es hora de cambios, para que no ocurran los cambios.


Podría ser que los cambios vengan en los brazos de una modelo italiana, que le da fuerzas sentimental a un separado que ocupa la presidencia de Francia.


En época de capa y espada, hubiera sido la unión de dos grupos imperiales, ahora no pasa de ser un encuentro de camas, sin matrimonio oficializado por la iglesia.


La raza superior alemana tiene como cabeza a una mujer, pero la Inglaterra de sangre azul, no tiene sustitutos para una monarquía que tropieza entre borracheras e infidelidades.


Es hora de cambios, para que no ocurran los cambios.


La crisis económica que sacude el mundo, es preludio de inestabilidad política, al ir surgiendo nuevos polos de fuerza mundial.


A la caída de las ideologías, los norteamericanos se quedaron por un tiempo como los únicos dueños de la economía y la política del mundo.


Era hacer lo que les venía en gana.


Pero paulatinamente han surgido nuevos polos. Las Naciones Europeas se han hermanado, Japón reconquista fuerzas, y la China es el gran imperio emergente.


Putin puede ser reconocido como el hombre del Año, por la revista Time, mientras que va orquesta una nueva Rusia, con renovadas fuerzas imperiales.


El mundo en esta año dará sus primeros pasos hacia un reordenamiento, que podría llegar para la próxima década.


Europa, sin los viejos renglones de la adusta Inglaterra, y más como una surgiente alemania o una cara pintada de reforma de Francia, rivaliza con los norteamericanos y exige su lugar en el mundo.


Mientras tanto, los Norteamericanos van a celebrar unas elecciones donde sus variaciones capitalistas no van a variar.

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Poco importa el ganador, la guerra seguirá siendo parte de la línea política internacional de los Estados Unidos.


Puede ser que en los primeros cien días de su llegada al poder, los Estados Unidos decida irse de Irak.


Un presidente nuevo puede decidir ese cambio de rumbo, pero lo que no podrá nunca es quitarse el yelmo del guerrero.


La guerra es consustancial a la economía norteamericana, y lo único que puede hacer un nuevo ocupante de la Casa Blanca, es buscar nuevos territorios que intervenir.


Como la naturaleza, que entren partos fracasados y embriones a medio terminar, logra consolidar una especie, estamos comenzando a ver el principio de un nuevo estado de cosas.


Talvez haya pasado la etapa de una guerra mundial, perse, pero ahora las confrontaciones a menor escala son un tormento para naciones que al ser del tercer mundo, lo primero que deberían es preparar el terreno para la alimentación de sus súbditos.


En buen lenguaje, de las elecciones norteamericanas no habrá ningún cambio significativo, salvo salir de Irak, para entrar en otro territorio, donde el hambre se codea con las armas nucleares.


Como el poeta, podemos sentarnos frente a la puerta de nuestras casas, a esperar la reconformación del mundo.


Solo que se podría llevar años, y cada hora mueren de hambre millones de niños en el mundo.


Es hora de cambios.


Es más, como decía uno de los personajes del Gatopardo, es hora de cambios, para que no ocurran los cambios.

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