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Manuel Hernández Villeta

Elecciones en Moscú....La presente campaña tiene de protagonistas a cuatro candidatos presidenciales, el delfín del oficialismo, Dmitri Medvedev, el líder del Partido Comunista de la Federación (PCFR), Guennadi Ziuganov, el liberal-demócrata Vladimir Zhirinovski y Andrei Bogdanov.

Una atmósfera de tranquilidad en el ambiente político de Rusia contrasta hoy con los intentos de algunos candidatos presidenciales de tomar ventaja en la lid electoral con procedimientos inamistosos, a dos semanas de los comicios. El próximo presidente de Rusia para un período de cuatro años resultará elegido el 2 de marzo por sufragio universal, pero deberá esperar hasta mayo para el traspaso de poderes. El gobernante sucederá en el Kremlin a Vladimir Putin, tras dos mandatos consecutivos. Desde 1991 a la fecha han gobernado el país dos jefes de Estado, con Boris Eltsin como iniciador de uno de las etapas más convulsas de la historia contemporánea rusa, luego de la desintegración de la Unión Soviética.

Ambos gobernantes se acogieron a la constitución, que restringe la primera magistratura a sólo dos mandatos.

De momento así lo dispone la ley, aunque el parlamento promueve para un futuro cercano modificaciones en el límite de la gestión presidencial de cuatro a siete años, a raíz de la polémica generada por la pronta salida de Putin.

La presente campaña tiene de protagonistas a cuatro candidatos presidenciales, el delfín del oficialismo, Dmitri Medvedev, el líder del Partido Comunista de la Federación (PCFR), Guennadi Ziuganov, el liberal-demócrata Vladimir Zhirinovski y Andrei Bogdanov.

 Excepto Medvedev, los tres restantes prueban a ganar la preferencia del electorado en los debates televisivos, unido a los mensajes que prometen una solución a los problemas más acuciantes de la población rusa.

Con una peculiar manera de hacer campaña política en detrimento de sus contrarios, Zhirinovski sin dudas rompe todas las reglas de juego establecidas por las autoridades electorales en el afán de sacar ventaja en este último tramo de la contienda.

Los recientes sondeos de opinión, aunque contrastan con mínimas diferencias, otorgan al político conservador un ocho por ciento de las intenciones de votos, por debajo de Ziuganov, y a una distancia de más de 60 puntos de Medvedev, el favorito de la liza.

Tal como demostraron las dos semanas de porfía ante las cámaras, el dirigente liberal-democrático recurrió a una cáustica crítica contra los comunistas y el legado soviético, mientras lanzó dardos también a Bogdanov, pese a encajar en el mismo molde ideológico.

Sus promesas son las mismas de hace dos meses durante los comicios parlamentarios: un discurso nacionalista volcado hacia los “rusos y ortodoxos” y ofrecimientos de elevadas compensaciones monetarias a la población, liquidación de deudas y más liberalización económica.

Pese a estos escandalosos recursos que quebrantan el pacto de no agresión sellado entre los aspirantes presidenciales, el presidente de la Comisión Central Electoral, Vladimir Churov, tildó de aburrido el proceso en sentido general.

En su opinión los debates carecen de una ofensiva profesional, inteligente y atractiva, lo que demuestra la inexperiencia de los partidos políticos para dar un vuelco de la campaña.

Sin serias desviaciones de anteriores encuestas, un sondeo del Centro de Estudios de Opinión Social consigna que un 85 por ciento de entrevistados tiene la intención de votar el 2 de marzo.

Medvedev se mantiene como líder de la liza con una preferencia en el entorno del 70 por ciento (Putin obtuvo 74 en 2004), seguido por Ziuganov con casi 12 puntos porcentuales.

Bogdanov conserva el mismo caudal electoral (1,0 por ciento) ganado en los comicios parlamentarios de diciembre.

Por el calendario actual las votaciones anticipadas comenzaron este fin semana en unos 43 países, de manera que los nacionales residentes en el exterior tienen el privilegio de elegir primero a su futuro presidente. Otra segunda ronda se efectuará el 29 de febrero.

Para esa fecha la campaña presidencial en Rusia se sumirá en un hermético silencio, con unas pocas horas de reflexión para los rusos en una decisión crucial para el futuro de este país.

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