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Manuel Hernández Villeta

Los Yanquis comienzan a caminar por la senda de la victoria, pero tienen que apurar para alcanzar nuevas metas, en la post temporada

Los Yanquis comienzan a caminar por la senda de la victoria, pero tienen que apurar para alcanzar nuevas metas, en la post temporada

En esta fotografía de archivo del 12 de octubre del 2007, el piloto de los Mets Willie Randolph, derecha, escucha cuando el gerente general Omar Minaya anuncia en Nueva York su permanencia en el equipo. El entrenador fue cesado el martes 17 de junio del 2008. Craig Ruttle, archivo / Foto AP  

Willy Randolph ya salió del otro lado de Nueva York, los Mets...¿Se salvará Omar Minaya?

Al ganar 17 de 25 desafíos, los Yankees parecen haber llegado a ese momento ideal en el que pueden hilvanar pitcheo solvente con bateo oportuno, una combinación clave en la que no fue consistente el plantel dirigido por Joe Girardi en los dos primeros meses de la temporada.

 

Ya comenzó a funcionar bien el experimento de reubicar a Joba Chamberlain -- quien hacía un gran trabajo como relevista -- en la rotación de abridores, por cuanto tiró una joya frente a los Astros en Houston al permitir una sola carrera en seis episodios, signo inequívoco de que va edificando su fortaleza para hacer la transición de un rol a otro.

 

De paso, la tradicionalmente poderosa ofensiva de los Yankees salió a flote en las tres semanas más recientes al anotar seis o más carreras en 11 ocasiones diferentes, incluyendo victorias por 8-4 y 13-0 en los dos últimos partidos del pasado fin de semana en Houston.

 

Sin embargo, los Mulos acaban de sufrir un golpe bastante fuerte, como lo es la lesión del estelar lanzador taiwanés Chien-Ming Wang, ganador de 19 partidos en cada una de las dos temporadas más recientes.

 

Wang se lesionó el pie derecho cuando corría hacia el plato en el partido final de la serie ante los Astros y ese percance pudiera imposibilitar su retorno hasta fines de la campaña en el mejor de los casos.

 

Para fortuna de los Yankees, Mike Mussina está lanzando su mejor pelota desde que ganó 15 encuentros en el 2006 y Andy Pettitte acaba de exhibir su clase con ocho episodios de lujo en los que permitió una sola carrera frente a los Atléticos en Oakland. Ahora más que nunca, el equipo va a necesitar que este par de veteranos cargue con la rotación con faenas consistentes de trabajo.

 

La lesión de Wang también acentuará la necesidad de adquirir refuerzos para la rotación a través de alguna transacción que pueda llevar a Nueva York a otro abridor sólido, antes de que expire el 31 de julio el plazo para que los equipos de la Gran Carpa puedan ejecutar canjes sin que los peloteros involucrados tengan que pasar por waivers o lista de peloteros disponibles. Ian Kennedy y Phil Hughes no son opciones por ahora, ya que también están lesionados.

 

Ceder la desventaja de jugar sin su máximo ganador de encuentros en las dos temporadas más recientes es un handicap enorme y la combinación de lesiones fue precisamente una de las razones del porqué los Yankees no pudieron jugar a todo su potencial en los dos primeros meses de la campaña, aún antes de producirse la pesadilla de la lesión de Wang.

 

"Nunca se puede incluir este tipo de situaciones [las lesiones] cuando se analizan los factores de cada equipo", comentó el primera base Jason Giambi, quien ha sido el máximo jonronero de los Yankees en los dos primeros meses de la contienda. "[el boricua] Jorge Posada nunca había estado en la lista de los inhabilitados y su pérdida fue un tremendo golpe para nosotros. Esa baja coincidió con la lesión sufrida por A-Rod [el tercera base Alex Rodríguez]. Nada de esto se puede predecir".

 

La baja de Posada por una lesión en el hombro derecho, que le hizo perder 32 juegos de su equipo, se sintió mucho, pero habría sido un golpe mucho más fuerte de no contar su plantel con los servicios del también receptor boricua José Molina.

 

"Aproveché esa oportunidad y creo que hice un tremendo trabajo", comentó Molina, integrante con Bengie (Gigantes de San Francisco) y Yadier (Cardenales de San Luis) de la brillante trilogía de hermanos puertorriqueños que son receptores en la Gran Carpa.

 

"Tenemos un equipo excelente de arriba abajo en la alineación y apenas hemos comenzado a acoplarnos", analizó Molina. "Nos hemos recuperado y queda bastante tiempo. Los Yankees son un equipo con una enorme tradición ganadora y esta franela se lleva con orgullo y honor. A la vez es un reto. Uno trata de aportar todo lo posible al equipo y de no ponerse presión".

 

El optimismo de Molina se siente en todos los departamentos del equipo neoyorquino, desde los titulares de la novena de Girardi hasta el cerrador panameño Mariano Rivera.

 

"Nunca le he perdido la confianza a este equipo", proclamó Rivera, quien ha sido vital en las 13 temporadas en las que ha avanzado con su equipo a los playoffs.

 

El positivismo es uno de los puntos fuertes que impera en el clubhouse de los Yankees, de acuerdo al segunda base dominicano Robinson Canó.

 

"Siempre hay que mantener la mente positiva", indicó Canó, quien está en su cuarta temporada como intermedista titular con la novena de la Gran Manzana. "Nos hemos visto antes a 14 juegos del primer lugar y ahora figuramos a cinco o seis. Si tu le quitas a un equipo el cuarto [Rodríguez] y el sexto bate [Posada] al mismo tiempo, nunca va a ser igual".

 

Los dos primeros meses tampoco fueron muy generosos para Canó en el aspecto de la ofensiva, ya que su habitualmente alto porcentaje de bateo cayó a .155 el 1 de mayo, pero el intermedista de la tierra del merengue está convencido de que recuperará su habitual ritmo de bateo. De hecho, ha subido considerablemente su porcentaje desde entonces y hay que tomar en cuenta que en la segunda mitad del 2007 bateó para .343, con 57 carreras impulsadas en 75 partidos en ese lapso.

 

"Nunca había pasado por una situación así y uno siempre se preocupa mucho [cuando las cosas no salen del todo bien]", admitió Canó, cuyo porcentaje de por vida antes del 2008 era un contundente .314. "Pero sigo trabajando duro y tengo mucha fe".

 

Ese positivismo es compartido por el jardinero derecho venezolano Bobby Abreu, quien ha sido tan productivo con el madero que encabeza a las Grandes Ligas con un porcentaje de .444 (de 27-12) con corredores en posición anotadora y es considerado como uno de los mejores artilleros de la pelota cuando lo tienen en cuenta de dos strikes.

 

"Claro que sí", aseguró Abreu, cuando se le preguntó si confía en que los Yankees van a meterse en la batalla por ir a los playoffs. "Queda mucho por jugarse. No es el final de la temporada. Este equipo ha venido de abajo antes y puede hacerlo de nuevo".

 

Al analizar los dos primeros meses de la temporada, Abreu explicó que ahora es cuando empieza a notarse mejor el rendimiento global del equipo.

 

"Al principio, el pitcheo no andaba bien y cuando respondían los lanzadores, el equipo no bateaba, pero ahora hemos estado trabajando mejor en conjunto", comentó Abreu, quien no se siente asfixiado por la presión que sienten algunos peloteros al jugar con equipos neoyorquinos.

 

"Gracias a Dios he sido consistente", subrayó Abreu. "En Nueva York, se siente un calorcito extra, un ambiente latino que me gusta mucho. Me siento como si estuviera en la pelota venezolana [con los Leones del Caracas], donde también se juega con la presión de saber que hay que ganar".

 

Nadie puede hablar mejor de la presión de ganar que Tony Peña, ya que el dominicano, coach de primera base de los Yankees y Manager del Año de la Liga Americana en el 2003 con los Reales de Kansas City, sabe en sangre propia lo que implica la necesidad de triunfar porque ha disfrutado de muchas justas exitosas como pelotero y dirigente en su patria, la Serie del Caribe y en el béisbol de lujo.

 

"En los tres años que he estado aquí ha sido lo mismo", recordó Peña. "Los Yankees no arrancan bien, pero van mejorando a medida que va avanzando la temporada. Y si es necesario, hacen los ajustes necesarios [a mitad de la campaña] para estar siempre en la pelea".

 

Y no bajar la cabeza es parte de la dura misión que significa para este equipo sacar la cara por la enorme responsabilidad que significa jugar con una franquicia que ha ganado 39 campeonatos de la Liga Americana y 26 Series Mundiales, y para la cual el sólo ir a la postemporada nunca es suficiente.

 

"Debemos mantenernos enfocados y no deprimirnos", acentuó Giambi. "Es la manera como se juega una temporada completa".

 

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