Cuando muera Raúl Castro, de 77 años, sus restos serán cremados y las cenizas depositadas en un monolito de 130 toneladas, enclavado en el mausoleo a los combatientes del II Frente Oriental.
El ex gobernante cubano Fidel Castro cumple este jueves dos años de haber anunciado la cesión de sus cargos por primera vez en casi medio siglo, circunstancia que no le ha impedido continuar opinando de cualquier tema y ocupar más páginas que el actual mandatario, su hermano Raúl, con sus discursos.
El 26 de julio del 2006, el líder cubano abandonó urgentemente la tribuna de oradores en Holguín, en el oriente del país, para ser intervenido quirúrgicamente de una enfermedad que aún hoy, y pese a no llevar ya el apelativo de "secreto de Estado’’, no ha sido desvelada oficialmente.
Cinco días después, su secretario de despacho, Carlos Valenciaga, leía en la televisión cubana una proclama del Comandante en Jefe con el anuncio de que Fidel delegaba sus cargos y el general Raúl Castro asumía la presidencia de forma interina, al frente de un Gobierno colegiado.
Dos años después, Raúl Castro ya es presidente titular, desde febrero pasado, y el ahora ‘‘compañero Fidel’’ continúa sin aparecer en público.
El estilo de ambos es diametralmente opuesto.
Raúl Castro confirmó en estos años su poca predisposición a las intervenciones en público, mientras que el ex mandatario llega al segundo aniversario del anuncio de su alejamiento del Gobierno en un momento especialmente prolífico en la redacción de artículos.
Desde el sitio de Internet www.cubadebate.cu, el líder cubano opina sobre todo tipo de cuestiones: desde los candidatos a la Casa Blanca hasta las FARC, pasando por la educación en la isla, las dos Coreas, el levantamiento de las sanciones de la Unión Europea a Cuba o el partido de fútbol de la Eurocopa entre España e Italia.
Sólo en los últimos 15 días, desde el 14 de julio, Fidel Castro ha publicado ocho ‘‘reflexiones’’, sin contar los mensajes a la delegación cubana que participará en los Juegos Olímpicos de Pekín o al ex presidente sudafricano Nelson Mandela por su 90 cumpleaños.
Como ha sido habitual desde que en marzo del 2007 estrenó esta fórmula que le permite mantenerse en el día a día del país, las "reflexiones’’ son leídas en todos los noticieros de televisión, publicadas en la prensa escrita y difundidas por las emisoras de radio del país.
Raúl Castro ha mantenido su perfil. El día 26 de julio, en la principal celebración del calendario de la revolución, apenas habló 50 minutos y fue poco más el pasado 11 de julio, en el primer discurso ante la Asamblea Nacional como presidente del país.
Entre la población existe la opinión más o menos generalizada de que, a pesar del relevo al frente del Gobierno, en estos dos años poco o nada ha cambiado, y aunque algunos notan el aumento de la capacidad literaria de Fidel Castro, no pocos reconocen que esa es una circunstancia intranscendente en sus vidas.
Lázaro, profesor de inglés de 31 años, siente que "en los últimos meses su presencia [de Fidel Castro] ha tomado más fuerza’’.
"Al inicio había un paréntesis, había desinformación, y por eso creo yo que más expectativas. Ahora no, porque escribe más, opina más, se le menciona más, y está ahí, como el Espíritu Santo. Vaya, a mi me intriga qué carajo hace ahora Fidel en este país, pero no me quita el sueño’’, agrega.
"¿Dos años sin Fidel ya? Bueno, parece mucho o nada. Pero no pasa nada, todo es lo mismo, yo oigo los discursos del hermano por manía mía, pero a estas alturas ya se sabe lo que van a decir: producir alimentos y trabajar duro. Eso van a decir. Hasta ahí llegamos’’, señala por su parte Belkys, contadora de 38 años.
Mariela, de 52 años, trabajadora de una institución estatal, también piensa que en Cuba todo sigue igual y reconoce que le presta poca atención a lo que pueda decir el líder de la revolución en sus "reflexiones’’.
"Yo, la verdad, es que ni las leo. A mi me parece que Fidel Castro ya sólo será importante cuando se muera, porque ahí es cuando sus ideas se van a apreciar de verdad’’, agregó.
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Los cubanos desconocen la última morada de Fidel Castro, pero pueden visitar la que el presidente Raúl Castro preparó para su muerte, en un mausoleo dedicado a los héroes de la revolución en las montañas de Santiago de Cuba, en el oriente de la isla.
Cuando muera Raúl Castro, de 77 años, sus restos serán cremados y las cenizas depositadas en un monolito de 130 toneladas, enclavado en el mausoleo a los combatientes del II Frente Oriental, que comandó en 1958 en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, en la Sierra Cristal, unos 1.000 km al sudeste de La Habana.
Allí, tras besar la urna, el general de cuatro estrellas colocó, el 23 de junio de 2007, las cenizas de su esposa Vilma Espín, compañera de armas con quien se casó a los pocos días del triunfo de la revolución en enero de 1959, y tuvo cuatro hijos.
"El monolito es un símbolo de la fortaleza de la revolución’’, comentó a la prensa extranjera, Madelaine Venegas, guía del mausoleo, durante un recorrido organizado en el marco de la conmemoración de la fiesta del 26 de julio, la más importante de la revolución.
Adornada con flores naturales, "la gran pasión de Vilma’’, explica Venegas, la roca fue llevada en 2001 a la intrincada zona montañosa desde la Gran Piedra, ubicada 1.225 m sobre el nivel del mar en la Sierra Maestra, principal teatro de combate de Fidel y su ejército de "barbudos’’.
Pese a los 70 km que lo separan de Santiago de Cuba, más de 69.000 cubanos y turistas extranjeros visitaron en 2007 el monumento, rodeado de palmas y donde la quietud sólo es quebrantada por una ligera brisa y el trinar de los pájaros.
"Algunos quedan sorprendidos al leer el nombre de Raúl’’, al costado del de Vilma, en la inscripción de bronce verde oliva empotrada en el centro de la piedra, dijo Angel Leonidas, otro de los guías.
"Algún día tendrá que ser (la muerte de Raúl), va a tardar muchos años’’, expresó el coronel Alberto Vázquez, combatiente del II Frente y director del complejo, tras subrayar que eso no le preocupa "porque la continuidad de la revolución está garantizada’’.
Raúl asumió la Presidencia de Cuba en febrero pasado pero estaba al mando desde julio de 2006, cuando su hermano Fidel, quien cumplirá 82 años en agosto, enfermó gravemente y le cedió el poder de forma provisional.
Frente al monolito, está la tumba del coreógrafo español Antonio Gades, construida como una palma trunca, que se levanta sobre un tablado hecho con piedras de su natal Valencia (España, este), frente a una réplica de los zapatos de baile -elaboradas en mármol negro- en acción de taconeo.
Poco antes de morir en julio de 2004, el bailarín comunista legó por escrito sus cenizas a "su compadre’’ Raúl, quien las depositó en la tumba el 27 de marzo de 2005.
En una esquina discreta del mausoleo, a la sombra, como fue su vida, está la tumba de Manuel Piñeiro, el legendario comandante ’Barba Roja’, que por instrucciones de Fidel propició en la década de los ’60 movimientos guerrilleros de izquierda en toda América Latina, excepto en México.
Los cubanos, que han estado ajenos a la vida privada de Fidel Castro, quien los gobernó durante casi medio siglo, sienten curiosidad por conocer dónde será sepultado su ’Comandante en Jefe’, aunque el tema no les quita el sueño.
"Realmente no sabemos qué sucederá con eso, pero se me ocurre que esparzan sus cenizas sobre la Sierra Maestra’’, especuló Pablo García, un obrero de la construcción de 57 años.
En el cementerio Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba, está la tumba del Héroe Nacional José Martí, de los asaltantes al cuartel Moncada, cantantes como Compay Segundo y otras personalidades de la cultura y la vida política de la isla.
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