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Manuel Hernández Villeta

Lluvia negra en China, para hacer frente a la polución

Australia’s Eddie Ockenden, right, tumbles over and Canada’s Paul Wettlaufe during men’s field hockey at the Beijing 2008 Olympics in Beijing Monday, Aug. 11, 2008. Australia won 6-1. Rick Rycroft / AP  Italian gold medalist Valentina Vezzali celebrates at the medal cermony of the women’s indidual foil at the Beijing 2008 Olympics in Beijing, Monday, August 11, 2008. Andrew Medichini / AP

Por indicaciones de las autoridades -en especial un entidad que responde al flamante nombre de Oficina de Modificaciones del Tiempo-, los meterológos dispararon más de 1,100 cohetes cargados con yoduro de plata para hacer que las nubes que se aproximaban a Pekín descargaran su agua antes de pasar por encima del cielo capitalino.

Desde 20 estaciones artilladas con cañones antiaéreos, 100 soldados se encargaron de bombardear las nubes con tiempo suficiente para que no cayera ni una gota en el espectáculo digno de un mago.

Pero esta magia capaz de modificar el curso de la lluvia no es nueva.

China posee la mayor operación para producir lluvia en el mundo, por delante de Rusia e Israel y se estima que cada provincia del país recibe entre un 10 y un 20 por ciento más de agua gracias a estos bombardeos.

Más de 37,000 campesinos-soldados son empleados en estas labores artilleras que no sólo sirven para aliviar las sequías y beneficiar las cosechas, sino que son la principal arma para combatir los fuegos forestales.

Y se espera más lluvia. Según un plan quinquenal, los bombardeos de nubes se incrementarán hasta propiciar 65 billones de metros cúbicos de agua, lo suficiente para llenar el cauce del Río Amarillo, el segundo más grande del país.

Lo risible es que esta producción artificial ha producido una rivalidad inesperada. Varias ciudades en Henan acusaron a otras de "robarse las nubes’’, y el gobierno intervino para asegurar bombardeos equitativos.

A pesar del uso de químicos dentro de los proyectiles, los científicos aseguran que las precipitaciones no contienen peligro para la salud humana.

Aunque la lluvia ayer hizo de las suyas e interrumpió varios eventos, las autoridades no creen por el momento emplear su artillería atmosférica y advirtieron a los ciudadanos que no salieran a la calle sin paraguas.

De hecho, se han pronosticado lluvias para la segunda semana de los Juegos, según informó la subdirectora del Buró de Meteorología de Pekín, Wang Jianjie.

Sin embargo, ya han alertado que si para la ceremonia de clausura el cielo se encapota, no dudarán en apretar los gatillos.

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