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Manuel Hernández Villeta

Festival de Venecia, con poca calidad y mucha pasarela

Natalie Portman, a su llegada. (Foto: AP)El actor Ambrosio Vilhalva (dcha.) bebe mate junto al director Marco Bechis. (Foto: AFP) El director de cine Carlos Saura (Foto: Carlos Miralles)

 VENECIA (ITALIA).- La joven actriz Natalie Portman ha renovado su calidad de ’niña prodigio’ del cine al presentar en la Mostra ’Eve’, el cortometraje con el que debuta en la dirección y cuya proyección ha convocado las colas más largas de la jornada. Presentada ya sólo como "directora" en Venecia, Portman, de 27 años, apareció en la sala de proyección vestida con una camiseta gris, pantalones vaqueros y zapato plano para mostrar este pequeño filme que, protagonizado por Lauren Bacall y Ben Gazzara, ha sido aplaudido por el público.Claro que, antes del pase del cortometraje, la ovación ya había sido generalizada dado que su presencia en la sala junto al público no estaba prevista, aunque el despliegue de seguridad y su fotografiada llegada al Lido hicieron muy predecible la sorpresa.

 Desde ’León (El profesional)’ (1994), de Luc Besson, a ’Las hermanas Bolena’ (2008), Portman, nacida en Israel, ha acaparado la experiencia suficiente como para dar este salto en su carrera y no temblar a la hora de dirigir a dos leyendas de la pantalla.

 En ’Eve’, Bacall y Gazzara interpretan a dos viudos que afrontan su segunda cita, en la que también estará la nieta de ella. Así, con una premisa sencilla, Portman despliega una sensibilidad inusitada en un tema tan lejano para ella como es el ocaso vital.

 Candidata al Oscar por ’Closer’ (2004) y licenciada en Psicología en la Universidad de Harvard (EEUU), Portman no hizo declaraciones, ya que el martes ofrecerá una rueda de prensa ante los medios.

 ’Eve’ ha inaugurado, sin optar a premio, la sección Corto Cortissimo, dedicada al cine de pequeño formato y que tiene una sección oficial a concurso en la que participan 12 obras, entre las que se encuentra ’Tierra y pan’, del mexicano Carlos Armella.

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VENECIA (ITALIA).- La película ’Birdwatchers. La terra degli uomini rossi’, del director italochileno Marco Bechis, ha mostrado en Venecia que el hombre blanco continúa la conquista de América Latina.

 

Así lo define el director de este filme, que compite por el León de Oro a la mejor película, tanto en las imágenes del filme, como en sus declaraciones en la rueda de prensa.

 

En ’Birdwatchers’, el hombre blanco es el terrateniente y el Estado de Brasil lo protege, mientras los indígenas son los guaraníes que intentan sobrevivir en el Mato Grosso. La película describe esa lucha mostrando un bosque, donde viven los guaraníes, cortado en línea recta por el tractor de los terratenientes que cultivan inmensos campos.

 

"En América Latina hay muchos desaparecidos no sólo los de las dictaduras", dijo en rueda de prensa el autor de ’Garaje Olimpo’ (1999) película en la que denunció las torturas y asesinatos masivos perpetrados durante el régimen militar argentino.

 

Ademilson Concianza Verga, uno de los actores guaraníes presentes en la rueda de prensa, explicó que para ellos "no hay más animales, no hay más árboles, no hay caza y no hay pesca".

 

"Estamos muy tristes porque nuestros niños están muriendo. Somos como vosotros, somos seres humanos. No somos indios, si no personas que amamos, trabajamos, nos reímos, sufrimos. Se nos tortura porque ya no nos quedan bosques", dijo Eliane Juca da Silva, otra de las protagonistas.

 

Visiblemente emocionada, la actriz dijo que su pueblo sólo quiere "un pedazo de tierra para las cosechas" y que se le respete, como ellos respetan a los demás. "Espero que entendáis que esta película es una historia verdadera para que tengamos una oportunidad y se sepa cómo se comporta Brasil", agregó.

 

La tristeza de la que hablaba Juca da Silva se refleja en el filme en los suicidios de adolescentes y jóvenes guaraníes, que se quitan la vida "porque hay una ausencia completa de salidas para ellos", dijo Ambrosio Vihalva, jefe de tribu.

 

El dilema de la juventud

La falta de salidas también se plantea a otros jóvenes, como los turcos, según otra de las cintas proyectadas en Venecia, ’Süt’ (Milk) de Semith Kaplanoglu, un filme sin concesiones ni para el espectador ni para la vida.

 

En este segundo filme de la trilogía que comenzó en 2007 con ’Yumurta’ (Egg), Kaplanoglu muestra la vida del joven Yusuf cuando llega el momento de dejar la infancia para pasar a la vida adulta. "Quería mostrar la falta de salidas para la gente joven. Su confusión y su desorientación", comentó Kaplanoglu, para quien la vida adulta castra todos los sueños de la infancia, a juzgar por su película.

 

En ese paso de la infancia a la vida adulta, Yosuf debe abandonar su sueño de ser poeta y matar el amor por su madre para terminar trabajando en una mina.

 

Pocas concesiones hace también el director estadounidense de origen iraní Amir Nadir en su ’Vegas: Based on a true story’, una película que trata sobre la adicción al juego, pero también de cuando los sueños se convierten en obsesiones.

 

La historia cuenta la vida de una familia que vive a las afueras de Las Vegas y cómo se altera cuando alguien les dice que en su jardín puede estar enterrado un maletín lleno de dinero procedente de un antiguo robo.

 

Nadir, representante del cine independiente estadounidense, indicó en rueda de prensa que la película fue financiada gracias al dinero que ocho jugadores adictos le dejaron mediante un peculiar sistema.

 

Cada noche tenía que ir al casino donde jugaban y si, cuando él llega, tenían ganancias, le daban una parte para que la cambiara por dinero con la condición de que se quedara. Si seguían ganando, llegaba un momento en que se podía ir, si lo perdían, él les daba el dinero de vuelta.

 

"Si ganaban, yo rodaba al día siguiente, pero si perdían no, porque no tenía dinero", confesó Nadir, quien dijo que ese fue el motivo de que el rodaje, pese a ser muy sencillo, tardase seis meses. Nadir también declaró que los actores desconocían el sistema, por lo que no entendían la forma de rodar.

 

Los jugadores que le prestaron el dinero prefirieron quedarse en el anonimato "y ese es el motivo por el que en la película está en blanco el nombre del productor ejecutivo", concluyó Nadir, para quien finalmente su propia obsesión se convirtió en su sueño.

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VENECIA.- La ópera y el cine se reúnen en manos de Carlos Saura y el director de fotografía Vittorio Storaro, que han presentado este lunes en Venecia un anticipo de su quinta película juntos, ’Io, Don Giovanni’, sobre el proceso creativo de la ópera de Mozart desde el punto de vista de su libretista, Lorenzo da Ponte.

 

El autor y su obra se convierten, se salpican, se fusionan, "se devoran mutuamente" y dan lugar a esta visión "personal" que, entre el cineasta aragonés y el director de fotografía italiano, han compuesto de ’Don Giovanni’.

 

En ’Io, Don Giovanni’, efectivamente, el ’yo’ de Lorenzo da Ponte se adultera con el hedonismo que insufla a su personaje y que, según la película -coproducida por España e Italia y todavía en fase de montaje- está directamente inspirado por la galantería y fogosidad de Casanova.

 

"Lorenzo da Ponte, en su juventud, fue amigo de Casanova, frecuentaba casas de juegos, tenía muchas amantes... en fin, un desastre...o una maravilla, no lo sé", ha explicado Saura.

 

Ese a galope entre lo trágico y lo cómico, entre lo hedonista y lo inmoral, es el tono buscado para el personaje de Don Juan y, en consecuencia, para la película. "No hay que olvidar que viene de una ópera buffa", ha aclarado el cineasta, que se mostró cómodo en la ciudad donde consiguió el León de Oro en 1981 con ’Deprisa, deprisa’.

 

En esta misma ciudad -y siempre en italiano- nace el proceso de inspiración de ’Don Giovanni’, que pasa por Viena para su composición y, finalmente, llega a Praga para el estreno de la ópera en 1787, con el que se cierra la película. "Sin embargo, ha sido rodada toda en estudio", ha revelado Saura.

 

La grabación en estudio

Entre Ciudad de la Luz, en Alicante, y Dinocittà, el estudio de Dino de Laurentis en Roma, ’Io, Don Giovanni’, con un presupuesto de 5 millones de euros, ha seguido el patrón de cintas anteriores del director que, siempre auspiciado por la dirección fotográfica de Storaro, crea con grandes paneles fotográficos los escenarios.

 

Así, como en otras colaboraciones del tándem, como ’Tango’ (1998) o ’Goya en Burdeos’ (1999), a juzgar por los cinco minutos mostrados este lunes en Venecia -que muestran una escena de cama entre Don Giovanni y Donna Anna-, este nuevo proyecto vuelve a apabullar con su acentuada plasticidad, a la que hay sumar la potencia de la música de Mozart.

 

"Dejamos abierta la película a la frescura y a la improvisación, no queremos que sea algo rígido"

 

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La autoría entre Saura y Storaro se reparte: "A veces propone él y a veces propongo yo. Y ahora hemos llegado a un punto en el que ni siquiera tenemos que decirnos nada", afirmó Saura, mientras que el que fotografiara como nadie Vietnam en ’Apocaypse Now’ (1979) añadió que el cine, y en especial esta película, "es la síntesis de la imagen, la música y la palabra".

 

El realizador de ’Cría cuervos’ (1976) es también un experimentado director de ópera -estrenó una versión de ’Carmen’ de Bizet en abril, en Florencia- y cuenta con un reparto encabezado por Lorenzo Balducci, también presente este lunes en la ciudad italiana, y en el que figuran la española María Valverde y Tobías Moretti.

 

Filme interrumpido

El proceso de producción de la película se había iniciado ya en 2003, pero ’Io, Don Giovanni’, "una de las mejores experiencias cinematográficas de mi vida", según Saura, pasó por una fase crítica en la que el propio director "pensaba que nunca llegaría a acabarla".

 

El productor Andrés Vicente Gómez, que le había ofrecido el proyecto a Saura en Los Ángeles y le había introducido en el mundo de Lorenzo da Ponte, decidió abandonarlo debido a su complejidad.

 

Pero a esas alturas, Saura ya se había dejado fascinar por el personaje, que vivió ochenta años y murió en Nueva York. Captar la vida completa del libretista -que escribió también ’Las bodas de Fígaro’ y ’Così fan tutte’-, "habría sido imposible" y, por ello, decidieron centrarse "sólo en su fase de creación de ’Don Giovanni’", asegura Saura.

 

Así, la historia arranca en 1763 en la ciudad donde ahora han presentado su anticipo y todavía está por ver cómo será la línea narrativa, puesto que se valora la posibilidad de hacerla de manera cronológica o crear saltos en el espacio y el tiempo.

 

"Hacer una película es toda una aventura. Vittorio y yo somos aventureros. No nos vamos a cazar leones pero es como si lo hiciéramos en nuestras cabezas. Dejamos abierta la película a la frescura y a la improvisación, no queremos que sea algo rígido", afirmó.

 

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