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Manuel Hernández Villeta

La especulación con los alimentos lleva al hambre de la población...Sea en República Dominicana o cualquier país del mundo, la especulación es un crimen

Photo: WFP/Anne-Karine Brodeur

 Los comerciantes, detallistas y mayoristas, se tienen que apegar y respetar   la ley, y dejar a un lado la especulación, el agiotismo y el  aumentar en forma desproporcionada los artículos de primera necesidad. Corresponde a las autoridades establecer un diálogo con los comerciantes, a fin de que los artículos de gran consumo se vendan sin especulación. 

Los alimentos que están incluidos dentro de la canasta popular, tienen que ser protegidos, y no pueden ser aumentados en forma antojadiza. 

Tanto el sector privado como el Gobierno tienen que ejecutar un amplio programa, mediante el cual garanticen que a la población van a llegar comestible de primer orden, a precios asequibles. 

Lamento que en muchas ocasiones se de la situación, que debe ser corregida, de comerciantes que distribuyen alimentos, que los venden a precios de oferta y demanda. 

Uno de los principales problemas está en los barrios, donde en los colmados se vende al detalle, lo cual pone en peligro la economía popular dominicana. 

El arroz, las habichuelas, los aceites y otros ingredientes de la canasta familiar, tienen que ser protegidas en el acto, para beneficio de las grandes masas nacionales. 

Hoy se trata de que haya alimentos buenos y baratos que vayan dirigidos sobre todo para los que tienen un salario reducido, y que deben mejorar sus condiciones de vida. 

Los moradores de los barrios populares que sean los primeros defensores de su economía, y procedan a denunciar a cualquier comerciante que altere los precios de los productos. 

Si desde el gobierno hay una posición decidida de mejorar los niveles de vida de la población, y que lleguen a su mesa alimentos a precios reducidos, no se puede justificar la acción de especuladores irresponsables. 

 El pueblo tiene derecho a la comida.  

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