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Manuel Hernández Villeta

Un equipo de Grandes Ligas necesita tener jugadores jóvenes de proyección, y no solamente buscar superestrellas, en los grandes contratos

Yadier Molina, receptor puertorriqueño de los Cardenales de San Luis, es sacado del diamante en camilla luego de ser arrollado por el corredor emergente de los Filis de Filadelfia Eric Bruntlett en la novena entrada del juego del domingo 15 de junio del 2008, en San Luis. Tom Gannam / Foto AP  El abridor de los Cachorros de Chicago Jason Marquis lanza la pelota al plato durante la segunda entrada del partido que disputaron el domingo 8 de junio del 2008 ante los Dodgers en Los Angeles. Los Cachorros ganaron por 3-1. Mark J. Terrill / Foto AP

En una era en la que algunas franquicias desmantelan sus equipos y por ende les cuesta mucho trabajo reconstruir una imagen ganadora, da gusto observar la forma exitosa como los Atléticos de Oakland maniobran con su talento para asegurar la conjunción del presente con el futuro.

 

No hace mucho, tuvieron un trío enorme de abridores en Barry Zito, Tim Hudson y Mark Mulder, pero era un secreto a voces que se desprenderían de sus servicios para evitar futuros supercontratos. Hudson y Mulder fueron canjeados, pero Oakland sobrevivió con su talento joven, reforzado con veteranos como el poderoso Frank Thomas, y avanzó a los playoffs como campeón divisional en el 2006.

 

A la postre, Zito firmó con los Gigantes de San Francisco como agente libre en diciembre del 2006 y cuando los Atléticos se desprendieron en el invierno del 2007 de peloteros como su nuevo lanzador de cabecera, Dan Haren, y el rendidor guardabosque Nick Swisher, era obvio que iniciaban otra remodelación. Y así lo admitió el alto mando del equipo.

 

Pero los muchachos dirigidos por Bob Geren demuestran que no se conforman con ser "el equipo del futuro". Quieren probar que están listos para dar la batalla a lo largo de todo el año y se mantienen en la pelea por los sitiales de privilegio, amasando una de las cinco mejores marcas de la Liga Americana.

 

Oakland acaba de barrer a los Gigantes en tres partidos a casa llena en San Francisco, y hace poco hizo lo propio en su hogar con los campeones reinantes de la Serie Mundial, los Medias Rojas de Boston.

 

Mientras tanto, sus vecinos de la Bahía, los Gigantes, tratan infructuosamente de mantenerse competitivos con una base de peloteros más experimentados, y algunas novenas conceptuadas como contendoras en los pronósticos de pretemporada, como los Marineros de Seattle en la Liga Americana o los Rockies de Colorado, campeones reinantes de la Liga Nacional, sufren en la frialdad del sótano.

 

La actuación brillante de los Atléticos les ha permitido ganarse el respeto de tirios y troyanos. Por ejemplo, Joe Girardi, dirigente de los siempre temibles Yankees de Nueva York, aseguró que Oakland es un oponente al cual hay que tomar muy en serio.

 

"Son [los Atléticos] un equipo peligroso", calificó Girardi, quien fue Manager del Año de la Liga Nacional en el 2006 precisamente por su buen trabajo con unos Marlins de la Florida basados en prospectos. "Tienen muchos peloteros jóvenes, pero eso no quiere decir que no sean un buen club. Por algo están metidos en la pelea en la División Oeste".

 

Rendir con juventud no es algo raro en Oakland. Su fanaticada lloró la partida de peloteros que escalaron al primer plano con esa franela, como el paracorto dominicano Miguel Tejada y el poderoso primera base Jason Giambi, pero la organización ha probado que puede reconstruir a corto plazo.

 

"Desde que he estado en esta organización pasa siempre lo mismo", observó Gregorio Petit, quien promedia .353 en su primera experiencia en la Gran Carpa. "Consiguen peloteros, les dan oportunidades, esos jugadores se convierten en estrellas, y luego los cambian por nuevos prospectos. Es un sueño ser parte de un equipo donde los jóvenes reciben chance".

 

En estos momentos, con los A's alinean promesas como el jardinero central venezolano Carlos González -subido hace tres semanas de la Triple "A" -, el inicialista Daric Barton y el jardinero derecho Ryan Sweeney, adquiridos de los Diamondbacks de Arizona, los Cardenales de San Luis y los Medias Blancas de Chicago, en canjes en los que Oakland se desprendió de Haren , Mulder y Swisher, respectivamente.

 

González, el jardinero central del futuro de Oakland, subió de manera tan contundente que sus primeros siete imparables fueron dobletes e igualó un récord de las Grandes Ligas implantado hace 72 años por Johnny Mize (siete extrabases con sus siete imparables iniciales en las mayores), con los Cardenales en 1936, según la firma de estadísticas Elias Sports Bureau.

 

"Para nosotros, todo eso nos favorece mucho", agradeció González, nacido en Maracaibo, cuna del único venezolano integrante del Salón de la Fama, Luis Aparicio. "Muchas organizaciones no se atreven a darle la oportunidad a sus jóvenes y prefieren irse siempre con los peloteros de mayor experiencia.

 

"Pienso que estoy listo para quedarme aquí", prosiguió González, un ex jardinero derecho que realizó exitosamente la transición al bosque central. "Quiero aprovechar la oportunidad y de una vez aprender. El equipo necesita de nosotros [los jóvenes]. Hay que ayudar en lo posible a ganar".

 

Entretanto, Billy Beane, gerente general de Oakland, sonríe de la pura satisfacción cuando le traen a colación los nombres de prospectos que rinden con su equipo.

 

"Carlos es un buen atleta y lo demostrará más aún cuando adquiera una mayor fortaleza física", analizó Beane. "Nos gusta la manera como se desenvuelve en todo lo que hace y realmente me sorprende la forma como juega a la defensiva en el jardín central. Se desenvuelve con naturalidad en esa posición".

 

No conforme con aprender, González, un artillero zurdo, ayuda a su equipo a ganar con sus batazos -en una reciente racha bateó de 16-6, para .375 y fue ascendido al sexto turno del line-up-, con sus engarces y con sus disparos fuertes y precisos, como el cañonazo que tiró desde el jardín central para retirar en la tercera base a su paisano Bob Abreu, quien trataba de avanzar a la antesala amparado en un imparable de Alex Rodríguez, en un apretado encuentro frente a los Yankees.

 

Asimismo, el plantel de Oakland está lleno de brazos adquiridos a través de transacciones por figuras establecidas, como Dana Eveland, Greg Smith y Justin Duchscherer, integrantes de la rotación de abridores de Geren, y los relevistas Chad Gaudin, el boricua Kiko Calero, Andrew Brown y Joey Devine.

 

Piezas clave de Oakland son los peloteros moldeados al calor de la organización como los integrantes de la combinación del segundo saco, el paracorto Bobby Crosby y el intermedista Mark Ellis -adquirido de Kansas City en el 2001 cuando estaba en las ligas menores-, así como el tercera base Eric Chávez, ganador de seis Guantes de Oro y baluarte de la novena tanto a la defensiva como a la ofensiva.

 

Los relevistas Huston Street -Novato del Año de la Liga Americana en el 2005- y el veloz dominicano Santiago Casilla; los serpentineros abridores Joe Blanton y Rich Harden, y la promesa de la receptoría Kurt Suzuki -en su primer año como titular desde la arrancada-, son también productos de la franquicia que se basa en juventud, divino tesoro.

 

Por supuesto, jugar en base a talento joven puede ser un arma de doble filo. Se corre el riesgo de acelerar el desarrollo de un prospecto, que puede frustrarse al darse cuenta de que todavía estaba demasiado "verde" para la meca de la pelota.

 

"Lo ideal es darles [a los prospectos] suficiente tiempo para desarrollarse", comentó Beane. "Una vez sube un pelotero, debería ser para quedarse en las Grandes Ligas. Uno no desea que tengan que retornar a las ligas menores".

 

La fórmula de los Atléticos no siempre recibe la aceptación popular. La relativa baja asistencia al Coliseo de Oakland es quizás un reflejo de que a la fanaticada le gustaría ver más figuras de renombre.

 

En contraste, los Gigantes se dieron banquete al estrenar su novedoso estadio con cinco temporadas seguidas ganando un promedio de 95 partidos por año -incluyendo el avance a la Serie Mundial en el 2002-, mientras encabezaban a la Liga Nacional en recaudación en ese lapso.

 

Aunque no practican el concepto de remodelación que perdura en Oakland, los Gigantes se benefician por el rendimiento de algunos frutos propios, como los lanzadores abridores Tim Lincecum -fuerte candidato a acudir al Juego de Estrellas-, Matt Cain y el boricua Jonathan Sánchez, el cerrador Brian Wilson, el jardinero izquierdo Fred Lewis y el primera base John Bowker.

 

No obstante, aunque sobresalen en el 2008 figuras como el receptor boricua Bengie Molina y el jardinero central Aaron Rowand , Zito no ha respondido a la inversión de la franquicia y la misma atraviesa por su cuarta campaña seguida por debajo de los .500.

 

Una tercera postura beisbolera es la del desmantelamiento pleno. Los Padres de San Diego de 1993 y los Marlins de 1998 figuran entre los ejemplos más claros de la historia de este tipo de procedimiento que les trajo muchas críticas y ambas organizaciones necesitaron de varios años para volver a posiciones de privilegio después de someterse a ese procedimiento.

 

 

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